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Cálidda: “Queremos llevar el gas natural de Camisea a 200 mil hogares de Cusco y Ayacucho”

Martín Mejía, gerente general de Cálidda, empresa concesionaria de la distribución del gas natural de Camisea en Lima Metropolitana, habló con Altavoz, y nos contó toda la estrategia planteada al gobierno para llevar y distribuir este importante recurso a las regiones del país.

Pronto se cumplen 20 años de la llegada de la primera molécula de gas natural a Lima. ¿Qué implica para Cálidda este hecho?

—Lo que demostró el Proyecto Camisea, el más importante de los últimos 30 años en el país, por su magnitud, es el efecto multiplicador en los ahorros, sobre todo de los usuarios que utilizan esta molécula de gas natural. Siempre hablamos de la masificación del gas natural, pero la pensamos con el tema residencial.

Implicó inversión, implicó generación de empleo, pero fundamentalmente que el gas llegue a los hogares.

—Exacto, a los hogares, sí. Pero igual, cuando uno mira este tema, lo que podemos ver es que el gas natural sí se masificó a nivel nacional.

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—¿Por qué a nivel nacional?

—Porque ya llega por electrón. El gas natural se utiliza para la generación eléctrica, y más del 35% de la generación eléctrica sigue siendo a gas natural. Y eso nos permitió no tener que prender las turbinas a diésel.

—¿Qué hubiese pasado con el uso del diésel?

—Si hubiéramos prendido las turbinas a diésel, la electricidad que pagaríamos hoy día a los peruanos sería muchísimo mayor.

¿En cuánto aproximadamente?

—Hoy día, solo para darte un dato, el año pasado por las más o menos 3.000 horas que se prendieron las turbinas a diésel, al país nos costó US$ 3.000 millones. Eso es lo que cuesta encender las turbinas a diésel en vez de prenderlas a gas natural. Si eso hubiera sido trasladado a los usuarios del servicio eléctrico, imagínense cuánto hubiera costado la energía.

Es un costo altísimo.

—Pero para darte una idea, en cálculos que se hicieron recientemente, el sector generación de electricidad ya ahorró más de US$ 90 mil millones por utilizar gas natural en vez de diésel. Eso es solo en el sector de la generación eléctrica. Y después en las industrias, que son mucho más competitivas por utilizar gas natural.

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—¿Y cuánto ahorraron las industrias con el gas natural?

—Se han ahorrado más de US$ 30 mil millones las industrias por utilizar gas natural.

¿Y los hogares?

—Los hogares, más de US$ 1.000 millones por utilizar gas natural en vez de GLP, que es con el que comparamos el inmediato superior en la cadena de valor de los energéticos.

—Sin embargo, cuando se habla de masificación del gas, hay quienes señalan que no se avanzó lo que debería haberse avanzado. ¿Qué tiene que decir?

—En los últimos 7 años en Cálidda, por ejemplo, en Lima y Callao, hemos pasado de 400 mil conexiones domiciliarias, a 1 millón 800 mil. Eso fue posible como inversionistas hemos invertido más de US$ 1.500 millones en los más de 17 mil kilómetros que existen en redes de distribución.

¿En cuánto tiempo?

—En los últimos 20 años, pero la inversión mayor fue en los últimos 7 años. Estamos hablando de más de US$ 1000 millones en los últimos 7 años.

Pero también fue importante la participación del Estado, que propició su uso con un subsidio especial…

—Ya tenemos en Lima y Callao 1 millón 800 mil conexiones residenciales. Y eso no solo es gracias a la inversión que hicimos en las redes, sino también al FISE (Fondo de Inclusión Social Energético), por ejemplo, y a todo el recaudo que se hace con el impuesto de todos los que consumen la energía en el país a través del FISE, y que de alguna manera subsidian también las conexiones internas domiciliarias que nos permitió avanzar.

—Y del total de conexiones domiciliarias en Lima y Callao, ¿cuánto fueron financiadas por el FISE?

—Con números del Ministerio de Energía y Minas, del millón 800 mil conexiones, podemos decir que un millón de conexiones fueron financiadas con el FISE. La interna fue subsidiada por el FISE sobre todo a las personas de menores recursos. Era un incentivo que no tenían y que les permite gozar del gas natural y tener ahorros importantes.

Lo que dices suena muy bonito, sin embargo, falta más. En ese contexto, en el corto plazo, ¿cuál es la proyección que tienen?

—En Lima y Callao, que es la zona de concesión de Cálidda, que ya estamos por terminar, nos faltan 3.000 kilómetros para concluir la tarea. De esos 3.000 kilómetros, unos 1.500 kilómetros están en zonas residenciales, estamos hablando de San Isidro, Miraflores, La Molina, San Borja, Surco, donde todavía la penetración en redes de gas es muy pequeña, pero si uno va a Carabayllo, San Juan de Lurigancho, Villa María del Triunfo, San Juan de Miraflores, Villa El Salvador, están prácticamente llenos de redes de distribución del gas.

¿De qué porcentaje estamos hablando?

—Estamos a un 95%, te diría. Nos faltan 300 kilómetros para terminar las zonas de niveles socioeconómicos C, D y E de Lima. Y nos faltan unos 1.200 kilómetros en el Norte Chico, que es una de las zonas donde estamos terminando los estudios para llevarles gas. Allí estamos hablando de la zona de Huaral, de Huaura, que es donde nosotros también queremos intervenir y aportar llevándoles gas natural a la población.

Las comparaciones son odiosas. Siempre nos comparan con Colombia que tuvo celeridad y éxito en la masificar el uso del gas. ¿Qué pasó en el Perú y por qué avanzó lento la masificación?

—Yo creo que el Perú, es un país que tiene otra configuración demográfica. Nuestro país tiene en la costa el 70% de la población en un territorio que equivale al 30% del territorio nacional. Y al otro lado tienes a la sierra y a la selva que equivalen al 70% del territorio nacional y al 30% de la población. Lo que hizo el Estado, lo que priorizó el Estado en su momento, fue primero atender a las personas de la costa.

¿Por qué?

—Porque lo primero que se quiso fue llevar el gas por electrón, es decir, atender la demanda eléctrica, y no permitir que tengamos sobrecostos en la generación eléctrica por utilizar turbinas a diésel. Por eso se trajo el gasoducto principal, desde Cusco hasta Lima. Esa fue la razón principal, porque aquí en la costa estaban las generadoras eléctricas. Y además, poner una generadora eléctrica en altura tiene sus complicaciones por un tema de eficiencia de las máquinas.

—¿Estás hablando del 30%?

—Claro, y el 30% de la población vive en Lima. Entonces, gracias a que la generación eléctrica estaba en Lima, se trajo el gas primero a Lima y se abasteció a la ciudad porque había demanda. Por la situación de complejidad que hubo en los 80´s, hubo mucha migración de las provincias a Lima e hizo que crezca la población de manera importante. Y sigue siendo el 33% de la población. Se estima que más de 12 millones de peruanos vivimos en Lima, y es un número bastante grande respecto a los 30 millones de habitantes en el país.

Pero hay un pendiente muy grande en las regiones. ¿Qué proyectos hay al respecto?

—El gobierno ha tratado de hacer esfuerzos desde el año 2013 para sacar licitaciones para las regiones de la macro región sur y el centro sur del país, en donde están Cusco, Apurímac, Huancavelica, Ayacucho, Junín, Puno y Ucayali.

—Las siete regiones del proyecto original que sacó ProInversión para llevar el gas a esas zonas.

—Exacto, y que, lamentablemente, por la poca demanda en esas regiones, y no lo digo menospreciando sino porque no hay industrias grandes, no hay una generadora eléctrica como en Lima. Una generadora eléctrica puede consumir 40 millones de pies cúbicos. Ica, solamente para dar una idea, tiene 25 millones de pies cúbicos de demanda total de gas natural. En las regiones hemos identificado que hay una demanda de entre 10 y 15 millones de pies cúbicos por día si se atendiese a todas las regiones y a todas las viviendas, porque no estamos industrializados.

Cusco, la región desde donde se explota el gas, tendría que tener gas…

—Es una tarea pendiente que desde el gobierno se quiere hacer desde hace tiempo. Pero querían sacarlo bajo el modelo de las concesiones en la costa y eso no es dable por lo que se tenía que buscar otro modelo. No hay gasoductos, por lo cual se tiene que llevar el gas a esas regiones con un gasoducto virtual.

—¿Ustedes van a participar de este proceso?

—Teniendo en cuenta que ya estamos terminando la expansión del gas en Lima y teniendo en cuenta que nuestro contrato de concesión que tiene un periodo inicial de 30 años y que puede ser ampliado hasta el año 2060 de acuerdo al contrato original con el Estado, ese contrato nos permite presentar proyectos que tienen que evaluarlos por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Ministerio de Energía y Minas. Esos proyectos son evaluados y las inversiones adicionales que se harían se pagan en función a un plazo adicional de concesión en Lima y Callao.

¿Y qué están proponiendo?

—Hemos ofrecido un proyecto al gobierno para que, de una vez se pueda cumplir el sueño de los cusqueños, de los ayacuchanos, de llevarles el gas natural.

—¿Y qué requieren para ello?

—Para eso tendrían que anexarnos esas regiones a nuestra zona de concesión y seguir avanzando. Como ya estamos terminando con Lima, con esas regiones empezaríamos rápidamente.

—¿Cuándo presentaron el proyecto?

—En noviembre del año pasado, y el Ministerio de Energía y Minas formó la comisión donde participan Osinergmin, ProInversión, el Ministerio de Economía y el Minem, como concedente de la concesión, y nos hicieron comentarios sobre la propuesta respecto a algunas inversiones adicionales que nos pidieron agregar.

—¿Qué tipo de inversiones les pidieron, por ejemplo?

—Incorporar las regasificadoras como parte de los activos, nos pidieron que no ofrezcamos conexiones potenciales sino conexiones reales. Todo eso lo hemos tomado en cuenta. Nos pidieron estudios adicionales para justificar los temas técnicos y todo eso lo estamos presentando, y ojalá que si va bien, en el mes de julio, después de unas aprobaciones que necesitamos tener en el directorio de la empresa. Entonces lo presentaríamos nuevamente ya levantando las observaciones para que el gobierno tome una decisión final. Lo que haríamos es justamente llevar rápidamente gas natural a 200 mil viviendas en esas regiones, que sería un inicio importante para llevar gas a las personas más necesitadas.

¿Cuánta inversión implicaría el proyecto, con la participación de ustedes en esas zonas?

—Aproximadamente US$ 500 millones directos que invertiría la empresa inicialmente, en los primeros 8 años, en estas regiones.

¿Cuál sería la provincia, la región prioritaria en ese proyecto?

—Empezaríamos por Huamanga y estaríamos haciendo Puno, Cusco, el centro de Cusco, Apurímac, Abancay y Andahuaylas. También Ucayali y Pucallpa. En Junín estaríamos llevando el gas a Huancayo, y también a Huancavelica. Pero vamos a ver cómo viene el tema.

¿Y el gas desde dónde lo transportarán?

—En el caso de Ayacucho, sería directamente del ramal que se hizo de TGP, que terminó de hacerse el 2015, tomaríamos el gas de allí.

—Un proyecto que ha quedado ahí estancado.

—Pero nosotros lo reactivaríamos. Pondríamos un city gate en la misma zona donde está ahorita el ramal, y después bajaríamos las tuberías hasta Huamanga.

¿Para Cusco y Puno?

—Para Cusco y Puno la llegada del gas tiene que ser virtual, porque no hay gasoducto. Pucallpa sí tiene yacimiento, tiene Aguaytía, entonces se tomaría gas del yacimiento de Aguaytía para llevárselo a las viviendas. Y en el caso de Puno, Cusco, Apurímac, Junín, Huancavelica, tendría que ser virtual.

¿Y de dónde va a salir el gas natural que proyectan llevar al Cusco, Apurímac, Junín y Huancavelica?

—De la planta de Pampa Melchorita, que opera Perú LNG-

—Es decir, desde Pisco el gas retornará en camiones al Cusco e irá a las otras regiones. Qué paradoja, el gas sale desde Camisea en el Cusco, llega a través de un gasoducto a Pisco y desde allí nuevamente retornará en camiones a la zona desde donde salió. ¿Y por qué?

—Porque hacer un gasoducto es demasiado oneroso, pero podemos empezar a generar la demanda con estos proyectos, y una vez generada ya se pueden poner los gasoductos.

¿Y en cuánto tiempo saldría el proyecto?

—Queremos de una vez atender a la población, porque esperar que se construyan los gasoductos soñados, que siempre se piden, y que implica unas unas inversiones millonarias, y que, lamentablemente, con las demandas que hay en las regiones, no podríamos poner un gasoducto a menos que lo haga el Estado como lo hicieron en otros países. En Colombia y en Argentina el Estado lo hizo y después se los dio a los privados para que los administren.

—¿Y el proyecto contempla también grifos?

—El proyecto lo estamos planteando para el mercado residencial, para los comercios y también si es que hay un grifo alrededor de las redes que vamos a construir, también serían abastecidos.

Respecto a los precios para esos lugares con el gas, con el proyecto que tienen ustedes. ¿La tarifa va a ser la misma de Lima?

—Vamos a tener la misma tarifa en las provincias que la tarifa que se ofrezca aquí en Lima.

Y en el caso, por ejemplo, de la masificación del gas natural vehicular ¿qué tanto le avanzó?

—Ha sido una tarea dura. Quizás es un pendiente de todos quienes trabajamos en el tema del gas natural y en el sector transporte, porque en el Perú se sigue consumiendo mucho diésel, y el 15% de las emisiones de CO2 en el Perú todavía son del sector transporte. El 60% es por el uso de tierras, por la deforestación, el 30% viene de la industria, 15% viene del sector transporte, y 5% de la generación eléctrica. Pero ese 15% en transporte produce mucha contaminación y enfermedades respiratorias en varias zonas del país. Eso le cuesta también al presupuesto nacional muchísimo dinero.

—Entonces allí hay una gran oportunidad.

—Así es, una oportunidad muy grande, sobre todo en el sector transporte. Solo unos datos rápidos. Un camionero que tiene una flota de 10 vehículos, si esas 10 unidades los transforma al gas natural, con el ahorro que le produce al año se puede comprar un camión nuevo. Creemos que hay una oportunidad importante para transformar los vehículos y ahí necesitamos el apoyo de los dealers para que traigan vehículos con GNV, de los estacioneros, que pongan estaciones que tengan ángulo de giro para que pueda haber camiones con GNV, y después todo lo demás lo hacemos nosotros que podemos traerlo, distribuirlo, y opciones como esta, o las redes también funcionan para eso.

¿Tienen un estimado de cuántos vehículos fueron transformados al GNV en Perú?

—En Lima y Callao hay 300.000 vehículos que consumen GNV.

¿Y la proyección?

—Nosotros esperamos que llegue por lo menos a 400.000 vehículos ligeros en los próximos 5 años. Allí también necesitamos que se trabaje en el tema regulatorio, de que se trabaje en el control de las estaciones, que lo hace Osinergmin, y en la revisión de los cilindros. Hay cilindros que tienen más de 10 años y tiene que haber regulación para cambiarlos por un tanque nuevo para no tener algún tipo de incidentes.