Este Tratado es un hito en la historia del Perú que permitió el despegue exportador peruano, afirmó el embajador del Perú en Estados Unidos. En entrevista con Altavoz Ferrero señaló que la negociación de este acuerdo comercial fue “la escuelita” para concretar los demás tratados que el Perú negoció y suscribió con 22 países.
—A la luz de lo acontecido en 15 años de Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos ¿se requiere un relanzamiento de este Acuerdo Comercial?
—Yo creo que la palabra no es relanzamiento, sino que se debe tratar de reactivar los motores económicos de los países para generar una nueva ola de inversión hacia el Perú.
—¿Apoyado por el presente Acuerdo Comercial?
—No necesariamente vinculado al Tratado de Libre Comercio, sino apoyándonos en el Acuerdo que ya está firmado y negociado y apostar por una nueva ola de inversiones.
—¿Y están dadas las condiciones para ello?
—Están dadas las condiciones, pero creo que al Perú le juega en contra la inestabilidad política y social. Esos son factores que le ponen freno a la inversión, y hace 5 o 6 años que estamos con estos elementos políticos que no son favorables y consistentes para atraer la inversión.
—¿Y qué representa para usted estos 15 años de este Acuerdo Comercial con Estados Unidos?
—Para mí representa una gran satisfacción por haber iniciado esta ruta en la mejora comercial del país, que en el Perú ya está consolidada con 22 Acuerdos de Libre Comercio, siendo éste el primero que se firmó con el que era en ese momento nuestro principal socio comercial. Es un hito en la historia del Perú y así quedará en los libros de historia, que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos donde fui firmante, negociador y ministro del acuerdo, dio origen al despegue exportador peruano, porque pasamos de exportar US$ 7.000 millones de esa época a US$ 65 mil millones de ahora.
—Un crecimiento importante. Y es que a partir del TLC con Estados Unidos se abren las puertas para otras negociaciones, porque ya vieron al Perú con mayor respeto.
—No solamente es que nos ven con mayor respeto, sino es que establecimos reglas de juego claras porque los Tratados de Libre Comercio y cualquier tratado no se pueden modificar por la voluntad de una de las partes; y donde, además, el Congreso no puede modificar el acuerdo porque surte efecto en la medida que cualquier modificación implica el acuerdo de ambos países. Eso da estabilidad. Y lo otro importante es que este Acuerdo Comercial es la plataforma para otros, es el acuerdo que nos permitió como país identificar a los sectores ganadores, identificar nuestras fortalezas, y también identificar nuestras debilidades. Este tratado tiene una doble función.
—¿Cuáles?
—El tema comercial y de inversiones, que claramente hemos tenido y también la de ser la escuelita de los demás tratados.
—En algún momento de la negociación, hace más de 15 años, se hablaba de la existencia de algunos sectores que no iban a beneficiarse del acuerdo comercial y que por el contrario iban a perjudicarse como el Textil Confecciones junto al al agrícola. ¿Qué tiene que decir?
—Cuando uno ve que hemos pasado de exportar US$ 7.000 millones a US$ 65.000 millones vemos que no hay perdedores. Los anti comercio, los anti libre comercio, que existían en esa época, y seguramente habrá algunos que existan, por razones ideológicas equivocadas, decían que el gran perdedor iba a ser la Agricultura.
—¿Acertaron o se equivocaron?
—Están tan equivocados que la Agricultura fue la actividad más ganadora de todos los sectores, porque pasamos de exportar US$ 800 millones más o menos, a cerca de US$ 10.000 millones. La exportación de este sector ha subido diez veces y no solo eso, sino que a Estados Unidos le exportamos en frutas por un valor de US$ 3.800 millones al año. Somos su segundo proveedor de frutas en el mundo. Por lo tanto, los ideologizados, gente generalmente de izquierda, que decían que era un mal tratado y pronosticaban la catástrofe de la agricultura, se equivocaron porque justamente ese es el sector que más se benefició con el Tratado de Libre Comercio. Eran mentiras asociadas a una ideología que no quería el libre comercio.
—En ese momento la preocupación era válida porque no se sabía lo que iba a pasar y era algo nuevo para el país. Es un proceso histórico que se debe entender por ese lado.
—Era un pronóstico político, porque los antecedentes de los acuerdos de libre comercio de otros países, como es el caso de Chile o México, señalaban que los países más chicos como los mencionados son los que más se han beneficiado del libre comercio. Obviamente, el potencial de crecimiento como país era mucho mayor que el que podía tener Estados Unidos en un tratado con un país como el Perú. Esa ecuación era fácil de entender; por lo tanto, claramente los que estábamos en la negociación, el ministro de esa época, Alfredo Ferrero, sabía que no había que ser mago o pitoniso, de que el Perú era quien más se beneficiaba de ese acuerdo porque íbamos a tener acceso a un mercado mucho más grande como Estados Unidos, que este país al Perú, que es mucho más chico.
—Si bien es cierto que los exportadores han ganado y está bien que sea así por el bien del país, las importaciones también han fortalecido el aparato productivo porque se importó productos tecnológicos, maquinarias, capital de trabajo.
—Esa es otra de las falacias, cuando la gente calcula que el acuerdo es más o menos malo porque compras o vendes más, importas o exportas más. Hay una equivocación en ese análisis, porque el Perú puede exportar incluso menos de lo que importa de Estados Unidos. Pero qué compramos: Maquinarias, equipos, tractores, cosas que ayudan a nuestra competitividad, que no producimos en el país. Y qué exportamos: textiles, confecciones, arándanos, café, mangos, espárragos, uvas, paltas, entre otros. En el caso del Perú es un acuerdo gana–gana, ganamos nosotros y ganan ellos.