En conversación con Altavoz, la exministra de Comercio Exterior y Turismo, consideró necesario una Zona Económica Especial para el puerto de Chancay, pero también una Ley de Cabotaje que permita la presencia de jugadores internacionales para consolidar la carga de los países vecinos. Afirmó que con estabilidad política, pero también jurídica, se incentivan las inversores, se propicia la llegada de turistas y de todo aquel que quiera hacer negocios en el país.
—¿Qué evaluación tiene de los acuerdos comerciales suscritos por el Perú?
—En general los tratados comerciales son muy favorables porque nos abrieron ventanas de oportunidad muy importantes. Y también, claro está, permitió bajar los costos de importación. Sin embargo, no todos los tratados los hemos usado como deberíamos. Por eso es importante ponerle mayor ojo a las preferencias arancelarias que tenemos en diferentes sectores y no solo dedicarnos al cobre. La revisión y la actualización de algunos de estos tratados dan opción para impulsar a más sectores como los de tecnología, entre otros. Esta apertura fue muy favorable y si se observa la balanza comercial, es positiva. Después de poco más de diez años de iniciarlos y aprobarlos, fue en el gobierno del expresidente Alan García donde se amplió la lista de acuerdos comerciales. Es momento de reflexionar sobre ello y trabajar para el mejor aprovechamiento de los mismos.
—¿Cuál es el potencial de negociación de nuevos acuerdos comerciales internacionales?
—A pesar de los malos gobiernos, felizmente el equipo negociador del Mincetur ha prevalecido y eso es favorable porque nos permite acentuar capacidad negociadora. También se trabajó de la mano con la Cancillería y otros ministerios como el de Agricultura y Riego que vieron una senda de oportunidades. Los equipos técnicos ayudan a preservar la capacidad negociadora, y hay que seguir fortaleciéndolos. Oportunidades hay y no solo para donde ya somos exitosos como el sector agroexportador, sino en otros sectores productivos. Por ejemplo, quien iba a pensar que los vidrios de las lunas de los autos Tesla, son hechos en el Perú. Tenemos mucho potencial negociador, pero hay que hacer política interna, con una mejor política agraria que incluya a los productores de todas las regiones. Tenemos que mejorar nuestros puertos y facilitar el cabotaje internacional, tenemos que hacer mucha mayor promoción exportadora. Además, la infraestructura es muy importante, pero también hay que seguir fortaleciendo nuestro capital humano que es fundamental para ser un país exitoso en exportaciones. Pero también se debe tener claro que somos un país megadiverso, climáticamente, ambientalmente, y contamos con muchas oportunidades de negocio.
—El ministerio que lideró también se enfocó en el turismo. ¿Cuáles son sus propuestas para potenciar esta actividad?
—El Turismo era y sigue siendo la primera exportación de servicios internacionales. Crecíamos al 10%; sin embargo, hoy en día ya no vemos ese crecimiento, porque lamentablemente no se siguió avanzando en esa línea. Nos ayudará contar con un aeropuerto internacional renovado para recibir al turismo externo, pero tenemos que trabajar mucho más en la infraestructura turística. Hay que corregir las fallas y asegurar que nuestro patrimonio cultural, como Machu Picchu, que es ancla del turismo y otros lugares así sean bien trabajados, con mejores accesos, manejo de la carga de turistas en el santuario, rutas dentro del sistema, entre otros.
—Pero no es el único atractivo para el turismo.
—Tenemos mucho para explotar, muchas atracciones turísticas de primer nivel. Empezar en el norte, en la ruta Moche, que puede ser potenciada muchísimo más, y que una ruta comparable a Egipto, pero hay que trabajar con los Gobiernos Regionales, porque no puede ser que todo el camino de la ruta Moche esté lleno de basura. Se debe revertir el abandono de los Gobiernos Regionales y Locales, con el mal manejo de los servicios públicos que están colapsados y que hace que la oferta turística vaya decayendo. Pero hay mucho más en costa, sierra y selva, con atractivos de fama mundial a los que no se les dio la inversión adecuada no solo en infraestructura vial sino en servicios sanitarios, de salud, entre otros. Se tiene que tener en consideración que vienen muchos turistas interesados en nichos específicos como el de escalamiento o turismo de playa y no se ven servicios de salud y los que hay son muy precarios. Y en turismo nacional se puede hacer mucho también. Por ejemplo, Ayacucho en Semana Santa recibió más de 25 mil visitantes, incluso después de la crisis de los primeros meses del año pasado, y no tenía servicios para alimentar a 25 mil personas, y el tráfico y la congestión vehicular para ir a monumentos como la Pampa de la Quinua era insufrible. Todo era caótico por la carencia de servicios. Por eso hay que trabajar los planes de desarrollo para asegurar la calidad de lo magnífico de la oferta turística que tenemos, y acentuarla con una muy buena promoción en el exterior que nos permita retornar a las tasas de crecimiento de 10% que teníamos antes.
Podemos ser el hub de la región
—Usted señaló la importancia del renovado aeropuerto internacional. Pero también nos pone en una posición expectante la próxima operación de un mega puerto de Chancay, que se inaugura en noviembre. ¿Qué comentario tiene de ello?
—Tenemos que poner a punto todos los puertos del país. Felizmente tenemos la inversión de los operadores portuarios del Callao cuyos terminales fueron concesionados durante la época del gobierno de García. Recuerde que concesionamos la segunda etapa del puerto del Callao, pero hay otros concesionarios en Arequipa, Moquegua y toda esa zona tiene un potencial importante para consolidar carga minera y de todo tipo. Podemos ser el hub de la región, pero ¿qué hacemos si no tenemos una Ley de Zonas Económicas Especiales, que nos permita crecer en estos lugares?
—¿Y cómo deben ser estas Zonas Económicas Especiales?
—Deben ser espacios para el desarrollo de productos de alta tecnología o de servicios logísticos de alto nivel, pero necesitamos también una Ley del Cabotaje que permita que la carga internacional entre con mayor libertad, porque estamos obligando que el cabotaje sea solo con bandera nacional, cuando tenemos que consolidar la carga de los países vecinos.
—Y en un momento donde se avanza con el puerto de Chancay…
—El país tendrá un polo de desarrollo en Chancay, y se debe articular con todos los puertos del litoral peruano. Eso lo hace relevante, como el de tener una estrategia para desarrollar la conexión interna, la infraestructura de desarrollo urbano y hay que tener mucho cuidado de cómo será el desarrollo de esa zona, porque hay que asegurar oferta educativa de calidad, para que la gente que viva allí sea requerido para ofrecer los servicios más modernos.
—¿El puerto de Corío, en Arequipa, podría consolidar al Perú como una potencia portuaria en el Pacífico sur?
—He planteado dos cosas importantes, Zonas Económicas Especiales, las que va tener Chancay para contar con los mejores servicios logísticos en actividades que no tenemos, inclusive en tecnología. Y lo otro es la consolidación de carga con una muy buena Ley de cabotaje. Pero también necesitamos un sistema integrado de información con el uso de inteligencia artificial con información pública de calidad.
—De otro lado, ¿Cómo apuntalar la Marca País?
—Con el presidente García empezamos las conversaciones respecto a la importancia de la Marca País que era una estrategia para apuntalar la imagen del Perú, en la que se muestre nuestra realidad, nuestra rica historia; pero, además, con mega diversidad cultural, ambiental, de recursos y de personas. Eso fue lo que logramos desde mi tiempo de ministra hasta los siguientes titulares del Mincetur. Eso es lo bueno de tener continuidad en las políticas públicas. Los ministros de Comercio Exterior y Turismo trabajaron en una sola línea de pensamiento y continuaron con las políticas iniciadas. Por eso es un logro colectivo, de varios ministros, de varios representantes de Promperú, que tomaron la decisión de hacer de esta política pública una sola, y por eso fue tan exitosa la campaña Perú Nebraska, porque la gente se sintió identificada con lo que creamos como Marca País, con la estrategia de que nos vieran como un país digno para el turismo, la inversión y el comercio. Por eso la gente pensaba y creía en el milagro peruano. La campaña “Perú, Nebraska” nos renovó los valores de ser un país crisol de culturas y no un país dividido, donde hay odios raciales. Somos un país bien mestizo, pero nos integramos en ese crisol de oportunidad que nos da nuestra diversidad.
—Usted habló de algo importante, de la continuidad de las políticas de Estado. ¿Qué política de Estado, en este caso, debería cimentarse para recuperar dinamismo y efectividad como la que tuvo en su momento la Marca Perú?
—Asegurar que vivimos en una Economía social de mercado donde se respetan los contratos y lo que está en nuestra Constitución que nos pone líneas bien claras de respeto a los derechos humanos. Asegurar el cumplimiento de esos objetivos de la Constitución nos puede dar una visión de largo plazo. Eso implica asegurar una burocracia de calidad, servicios públicos de calidad y miradas políticas que pueden estar un poquito a la izquierda o un poquito a la derecha, pero que estén orientados en lograr el bienestar de todos. En vez de soñar en grande nos estamos destruyendo y quedando en lo chiquito, incluso destruyendo cosas buenas como la carrera pública magisterial, destruyendo la visión de largo plazo como un país exportador no solo de bienes, sino también de servicios y de cultura. Somos un país grande y no tenemos porqué achicarnos por algunos complejos que han entrado al gobierno para destruir.
—Tenemos un contexto político complicado, crispado, con noticias como la menor calificación de las entidades calificadoras de riesgo, noticias como las de tener complicaciones en el exterior porque nos ven como un país donde no se respetan los derechos humanos. En ese sentido, ¿cuáles son sus recomendaciones para apuntalar, mejorar la imagen del Perú afuera?
—Hay que hacer que se cumpla la ley en el Perú. Tenemos que reformar el sistema de Justicia para evitar la impunidad, una reforma que no sea un arma política, como ocurrió recientemente. Necesitamos un sistema de justicia transparente y ciego, que no tenga colores, ni azul, ni rojo ni de otros colores. Que asegure seguridad jurídica para los inversionistas, para quienes quieran visitar el Perú, para quienes quieran hacer negocios en nuestro país. Deben saber que aquí hay seguridad jurídica y que eso está en nuestra Constitución. Hay que seguir en esa senda.