APRA, 100 años de ideales y compromiso

La fecha central que conmemora la fundación de el «LA APRA» es el 7 de mayo. Ocurrió en México, en 1924, «en el Salón de Actos del Museo Nacional, con ocasión de la transmisión de poderes de la Federación de Estudiantes de México», según consigna Percy Murillo en su releída publicación: «Historia del Apra». Allí, «Haya hizo entrega de la bandera al Presidente (sic) saliente Lelo de Larrea». Durante el discurso de orden, dijo: «Esta bandera que yo os entrego no presume de originalidades recónditas (…) Aceptadla porque es nuestra. Flameará primero sobre las soñadoras muchedumbres de las juventudes que van abriendo el camino y más tarde serán los pueblos, los ideales bellos y justos, los que la agiten en el tumulto estremecido de sus luchas», citando aquí a Murillo y a Felipe Cossío del Pomar en su también muy citada obra: «Víctor Raúl. Biografía de Haya de la Torre».

Durante aquel acto, no se pronunció la palabra Apra. Desde la Revolución Mexicana, la Reforma Universitaria, los movimientos anarcosindicalistas y las muchas interpretaciones marxistas, se venía defendiendo la «Alianza Popular» y el «Frente Único», en diversos lugares de nuestra América morena a través de debates y publicaciones en diarios y revistas, como «Claridad» en Lima, cuya dirección tuvo que dejar Víctor Raúl, cuando fue deportado por Leguía en octubre de 1923.

Prosiguió la discusión en los meses siguientes al acto de entrega de la Bandera Indoamericana en México, mientras se definía la posición ideológica de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, el concepto del Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales, el Programa Máximo del aprismo y los cinco puntos representados luego en la afamada estrella roja de cinco puntas que encerró para la historia el neologismo APRA y con este las derivadas: aprista y aprismo.

Luego, cada uno de estos cinco puntos tuvo que ser afinado y debidamente desarrollado. Víctor Raúl -la luz- y los apristas consideramos el 7 de mayo como la fecha que estampa el inicio de aquella enorme gestación ideológica y política que continúa hasta nuestros tiempos. Tenemos derecho. De la misma forma como los peruanos marcamos el 28 de julio como fecha nuestra de proclamación patria, pese a que, por aquel entonces, las tropas realistas acantonaban fuertes al sur de lo que es hoy el Perú y en la sierra de la actual Bolivia. Y de la misma forma como quien puede señalar -y de hecho señala- los hitos de su propia realización.

Y a propósito de este 5 de mayo en la Plaza de Toros de Acho… en el año del centenario aprista. Se trata de una celebración… de una fiesta. Así como uno celebra su nacimiento; bailando, cantando, riendo, comiendo, tomando unas copas -a veces otras de más-, con música, con alegría, con todas las personas que se congregan para celebrar un onomástico… que no siempre coincide con la fecha exacta del natalicio celebrante. Entonces se corre el ágape al fin de semana más próximo, para comodidad de las multitudes y que estas puedan asistir. A esta fiesta concurre la familia aprista y también los amigos de la familia aprista. Aquí, todos son bienvenidos. Ojo que la fiesta fue anunciada con mucha anticipación, como para programarse bien y no ser una falla. Los aportes de todos los compañeros a nivel nacional, en tiempo, en dinero, en gestiones, en trabajo manual e intelectual, o sea, el esfuerzo de todos ha permitido financiarnos para llegar a la fiesta que celebramos en el coso de Acho, histórico lugar donde Haya de la Torre pronunciara el primer discurso programa en la historia peruana, en 1931. Pero si no vienes a mi fiesta, normal nomás… no me resiento. Celebraremos con quienes vengan. Sobrevendrán los actos solemnes, las misas de salud, las recepciones oficiales y oficiosas, los discursos de orden y demás. Y después la victoria para redimir, para hacer la revolución del pan con libertad, la revolución proclamada por el aprismo, la revolución por el Perú.