Esa es la predicción del experto y consultor en microfinanzas, expresidente del directorio de Caja Arequipa y exvicepresidente de la Federación de Cajas Municipales del Perú, quien dijo a Altavoz, que urge una regulación diferenciada para las microfinancieras y para las Fintech que utilizar una que extrapole la que tienen los bancos en el país. Consideró interesante el modelo utilizado por el BCP, a través de Yape, que, desde una Fintech, un monedero digital, está en camino a convertirse en un gran banco de microcréditos.
—¿Cómo se encuentra el mercado microfinanciero en el país?
—Todavía veo una gran oportunidad en el mercado microfinanciero. El crecimiento que han tenido muchas instituciones lo demuestra. Y está más que claro en el crecimiento de Mibanco. Cuando Credicorp toma la decisión de penetrar en el mundo microfinanciero y concentrar su participación con un 40% del mismo ya se aprecia el potencial que tiene, y si a eso se suma la tecnología es una guía hacia donde las instituciones microfinancieras deben ir. Y eso lo muestran las billeteras electrónicas.
—Un instrumento para apuntar al desarrollo, definitivamente.
—Es masivo, rápido, de fácil mantenimiento, accesible a todos, donde en un segundo puedes pagarle a un gasfitero quien a su vez puede pagar el colegio de sus hijos, y a su vez financiarse con un microcrédito que lo pagará al día siguiente cuando alguien lo vuelva a “yapear”.
Puedes leer: “A una Fintech no le puedes aplicar una norma de la talla de un banco porque la matas”
—Que propicia inclusión financiera…
—Desde ser el medio de pago, pasando por el ahorro y llegando a la posibilidad de un microfinanciamiento que ayude al microempresario en el día a día. No nos olvidemos que la óptica del microcrédito y del microempresario, más allá del manejo de excedentes o del control de inventarios, es el día a día, que tiene un comportamiento muy dinámico, porque el microempresario puede vender fruta y al día siguiente haciendo transporte y después puede estar ofreciendo comida en venta. Así de dinámico es y así de rápido y transformador.
—¿Calificas como democratización del crédito a este proceso?
—Completamente de acuerdo. El término es democratizar los servicios financieros del país, y no que estén concentrados única y exclusivamente en un sector muy pequeño
—Te refieres a la banca grande, la tradicional.
—Así es. Estamos hablando de la banca grande, tradicional, y del acceso al crédito que es un entendimiento que escapa completamente a toda lógica cuando se habla de microcrédito.
—¿Cuáles son los elementos que facilitarán la democratización de los servicios financieros en el país?
—Uno, regulación. Es el principal paso. Aquí voy a ser bastante duro, porque el regulador tiene que hacer una regulación diferente para las microfinancieras. No se puede regular a una microfinanciera o una Fintech con los mismos parámetros con los que se regula a un banco, porque son completamente diferentes.
—Recientemente entrevisté a la abogada Ljubica Vodanovic para Altavoz y decía que “a una Fintech no le puedes aplicar una norma de talla de un banco porque la matas”.
—Es exactamente lo mismo. Es lo que está sucediendo. Escribí un artículo para “El Emprendedor” donde señalo que parece que la intención del regulador es que exista una única licencia en el mercado, que es la de bancos, y regula para eso. En los últimos 20 años no se ha visto una regulación que pueda tener un factor diferenciador hacia el cliente final.
Puedes leer: 64% de los jóvenes peruanos, entre 18 y 29 años, utilizan una Billetera electrónica en el Perú
—El rol del regulador va en resguardo del dinero del ahorrista.
—Completamente de acuerdo. Pero si no entiendes cómo es el negocio microfinanciero y no entiendes cómo es el alineamiento en los criterios de riesgo que hace un banco y las microfinancieras, la cosa no funciona. Pero también debe haber educación.
—Esa es la segunda parte. Primero regulación, y la segunda parte educación.
—La regulación debe, persé, considerar en cómo educar a una persona que recién ingresa al mundo financiero.
—Es un punto importante.
—Y te digo por qué la regulación está directamente relacionada a eso. Si le das la posibilidad a un cliente, que por primera vez tiene un crédito en una institución financiera, acceda a otro servicio financiero, como una compra de deuda en otra entidad del sistema, vas a tener algo que se califica como sobreendeudamiento. Sus expectativas van a sobreexceder a sus ingresos y en consecuencia vas a tener un default. Es un criterio elemental y debería establecerse que una persona que por primera vez accede al mercado financiero, no pueda tener posibilidad de ser cazado por otra entidad financiera. Y con eso proteges que la persona que ingresó por primera vez al sistema microfinanciero esté por lo menos dos años resguardado en la entidad donde tuvo la posibilidad de acceder por primera vez al sistema financiero.
—¿Qué más?
—Adicionalmente, la promoción de las Fintech. Y ahí coincido plenamente con la doctora Vodanovic, y es que hay una corriente de opinión, y eso ya se viene hablando desde que la transformación digital viene afectando la distribución de algunas industrias, y dentro de ellas específicamente la del sistema financiero, que es una de las industrias en las que la tecnología más impacto tuvo. Se hablaba que las Fintech iban a tener un corto periodo de vida, algunos decían eso, otros decían que las Fintech venían a revolucionar el concepto de banco.
—¿Y con cuál de estas afirmaciones te quedas?
—Con la última. Creo que las Fintech van a ser la alternativa del futuro, donde nuestros hijos y nietos van a poder acceder a un crédito y entender la banca y el sistema financiero desde otra perspectiva.
—¿Significa que vamos a tener otro tipo de banca, otro tipo de sistema financiero en el país?
—Completamente.
—¿Se derrumba entonces el paradigma del tipo de banca que tenemos, con las Fintech?
—No creo que se derrumbe, van a ser dos ofertas paralelas, y hay banca inteligente que está caminando hacia el mundo de las Fintech.
—¿Cuál es el problema de las Fintech?
—Desde mi punto de vista, son dos. Uno, regulatorio. No tenemos una regulación que promueva la instalación de Fintech en el país y promueva que las personas volteen a ver al Perú como un potencial de desarrollo de tecnología financiera, que ya lo tenemos muy incipiente, pero la regulación no es favorable. Y la otra, son los mercados financieros, donde los bancos están seguros de su posición de dominio porque concentran a los clientes. Hablando del Banco de Crédito, concentra el 40% del mercado financiero peruano y tiene una increíble cantidad de clientes. ¿Cuál es su gran fortaleza? Han sabido conducir su estrategia con Yape que les está dando la posibilidad de acceder a ese micromundo. Y Yape es una Fintech que está en camino a convertirse en un gran banco de microcréditos porque entiende el manejo y el flujo del dinero de un microempresario, de un microcrédito. De esta física cuántica de las microfinanzas que nadie las entiende, el BCP está en camino de hacerlo.
—¿Ese es el camino, ese modelo de banca que avanza a través de una Fintech vía monedero electrónico?
—Así como con ese modelo del monedero digital, con Yape, Plin, se va a tener diversidad de opciones, de créditos de consumo, vehiculares, incluso hasta canales sectorizados de gente que quiera hacer estructuras privadas para financiar sus proyectos. Es el caso de las juntas, de las redondillas, que son una forma de financiamiento común, conocido por años en el mercado microfinanciero. Es una forma de financiamiento. Si a eso le aplico tecnología, con un criterio de score especializado que pueda entender ese micromundo, se tiene una increíble y gran oportunidad. La banca como tal, la banca tradicional como tal, va a desaparecer, y esa es mi predicción y considero que el mundo Fintech, si tiene los dos elementos, la regulación, que es el principal, que no depende de ellos, y la masa crítica, es cuestión de tiempo la desaparición de la banca tradicional.
—¿Ante esa situación la banca se va a dinamizar, va a cambiar su estructura, sus procesos, va tratar de afinarse a los nuevos tiempos?
—Completamente.
—En algún momento se habló de las tensiones entre la gran banca y las microfinancieras. Claro, la ven como una solución para un sector, para un mercado, pero también como el enemigo latente. ¿Tú crees esto?
—Son dos segmentos completamente diferentes. Y se entiende eso porque el regulador no termina de discernir que son cosas diferentes. Tú no puedes tener, partiendo desde la forma, un superintendente adjunto de banca y microfinanzas, y no puedes entender la regulación como bancaria. Todas las microfinanzas no tienes que bancarizarlas, se debe seguir llamándolas como tales y regularlas como tales. Y lo que sucedió en los últimos años, desde que empiezan a visibilizarse las microfinancieras, que fue en este milenio, por una falta de conocimiento y de aprendizaje, es tratarlas con una regulación como si fueran bancos, cuando ya existe el suficiente conocimiento para migrar a una regulación específica. No quiero entender que el regulador quiere solo una licencia, que son los bancos. Me resisto a creer que esa sea la intención del regulador.
—Martín Naranjo, muy vinculado al sector bancario, tradicional, ¿crees que desde su visión, ahora como presidente de la Asociación de Bancos (Asbanc), va a presionar para que se mantenga el modelo antiguo?
—No. Tengo el mejor criterio de Martín porque tuvo la camiseta del regulador, tuvo la camiseta de las microfinanzas, a través de Confianza, y ahora, la de Asbanc. En lo que quizás no debamos coincidir, no lo he conversado con él, pero quizás en lo que de repente no esté de acuerdo conmigo, es que debe haber un tratamiento diferente para las microfinanzas y eso debe darse, y es a gritos. Si el gremio que representa quiere o no o está de acuerdo, es otra historia.
—¿Recuerdas qué pasó con Reactiva y las microfinancieras en Pandemia?
—En pandemia estuve trabajando en el directorio de una institución financiera bastante conocida y se planteó una alternativa de que Reactiva II, con 15 mil millones de soles se pueda impactar en 1 millón y medio de microempresarios con una estructura de tasa diferenciada únicamente para las microempresas. Y la respuesta del Banco Central fue muy legalista y muy tradicional. Indicaron que no podían legislar especialmente, porque eso sería discriminar legalmente a otras instituciones financieras.
—¿Y estás de acuerdo con ello?
—No estoy de acuerdo con esa posición, porque la discriminación que venía en el caso de las microfinancieras no era legal, sino era fáctica, era de hecho. El solo hecho de no poder acceder a un crédito porque no estás dentro del sistema financiero o tienes una deuda con Sunat, es discriminatorio por completo. Entonces, ¿de qué discriminación estamos hablando? Aquí las cosas tienen que regularse, porque son simplemente distintas, diferentes. No puedes hablar de regulación bancaria y extrapolar esa regulación a las microfinancieras. Lo que he visto, y pude verificar en mi experiencia en el mundo microfinanciero, es que las microfinancieras se han bancarizado cuando ellas deberían seguir teniendo su estructura de microfinancieras, cuando deberían de seguir luchando por una regulación independiente y de que el cliente de la microfinanciera tenga una calificación de riesgo acotada a su realidad. No pedimos que no tengan calificación de riesgo. ¿Sabes cuánto cuesta bancarizar a una persona? Tener las agencias, el personal, salir al campo, estructurar toda la estrategia para que puedan llegar a bancarizar.
—En gestión de riesgos y en todo lo que compete.
—Y cuando hablamos de la parte operativa para que una persona llegue a bancarizarse, pueda confiar un pequeño ahorro y adicionalmente obtener un pequeño crédito de mil soles, esa inversión que realiza la microfinanciera la va a recuperar en 2 o 3 años, pero el regulador no lo entiende. Tú captas a ese cliente, y ni siquiera llega al año y se sobreendeuda y después lo vas a castigar en una institución financiera. Vas a desaparecer a ese cliente del sistema financiero, porque sencillamente castigaste el crédito, lo calificaste mal y ese cliente desapareció por 5 años del sistema. Por ejemplo, mientras en el mundo bancario un millón de soles puede estar concentrado en un solo cliente, en el microfinanciero ese millón puede ir a 100 familias con créditos de 10.000 soles. Si castigas ese millón de soles en los bancos se castiga a un cliente, pero en el microfinanciero, castigar con ese millón de soles, afecta a 100 familias y junto sus integrantes se castiga a 500 personas. Son dos parámetros completamente diferentes.
—¿En este momento cuál es el mayor problema del sector microfinanciero?
—El del sobreendeudamiento. Eso se está reflejando en las carteras que ya son maduras.
—¿Cuánto es el sobreendeudamiento?
—La mora se está incrementando y tiene un efecto nocivo en las organizaciones. Eso tiene dos razones puntuales.
—¿Cuáles son?
—La maduración de las carteras, que no han sabido renovarse oportunamente, pero también por el impacto de la situación económica del país.
—¿Cuánto es la mora en este momento?
—La mora promedio en el sistema de cajas es encima de 9%, y en el de bancos, hasta el año pasado, estaba en 3,84%, que era un número imposible en la banca.
—Ha subido fuerte en el sector microfinanciero
—Ha subido lamentablemente. Ha subido considerablemente.
—¿Desde qué tasas?
—El promedio de mora del sistema microfinanciero en el tiempo de una economía con bastante crecimiento, con doble dígito, como la del gobierno de Alan García, estábamos hablando de una tasa de mora de 5 puntos o de 5,3% en el sistema microfinanciero y de 0,9%, 1% o 1,2% en el bancario. Actualmente esas tasas se incrementaron y llegan al 3,84% en el bancario y son de 9,5%, 9,8% en el microfinanciero.
—¿Lo que significa que la economía del país está muy mal?
—Son tasas que te dicen que la economía está yendo mal. Y otra cosa más que hay que tener en cuenta es que no se hizo nada por formalizar el país.
—¿Esto dice muy mal de lo que hace el Congreso?
—Las normas que da el Congreso cada vez son completamente supinas, ignorantes al extremo y que hacen excluir a más gente del mercado formal. No puede ser que en los últimos años tengas más ministerios, más instituciones, más presión tributaria, más presión administrativa y concentrada en un gran grupo de formales. Y la inmensa mayoría de peruanos está en el mundo informal, y no hayas tenido absolutamente ninguna política de Estado que los llame al mundo formal. Por ejemplo, los controles de tasas de interés y comisiones, es la peor barrabasada que puede existir.
—Justo hay un proyecto para ello.
—Ahora quieren sacar una ley que se aprobó en la Comisión de Economía en la que se controla y se prohíbe que los bancos cobren comisiones. Eso es completamente absurdo. Es como decirle al Congreso que legisle que todos los congresistas sean inteligentes y por decreto todos los congresistas mañana sean inteligentes.
—¿Cuánto le costó esta situación tan compleja en el país por la parte económica y por las razones que tú dices al sistema microfinanciero?
—Lo que ha existido es crecimiento de los microcréditos. Lo que sucede en el país ya se veía venir en los últimos dos años. La recesión es más que palpable, la escasez de proyectos privados y de inversión privada, es completamente palpable. La parálisis del Estado, donde hay dos parálisis. Una relacionada con la incapacidad de gasto, y está directamente relacionada con la corrupción. No puede ser que tengamos aproximadamente una cantidad estratosférica, como algo de S/ 60.000 millones en compras directas en el país. Eso es pues descarado al extremo y da lugar a gran corrupción. Y una segunda está directamente relacionada a que el Estado que era un buen cliente, en los últimos años a lo que se está dedicando es a quebrar a microempresas.
—¿Y por qué?
—Por un efecto completamente nocivo que es la desidofobia, el miedo paralizante a tomar decisiones. Y eso tiene que ver con las políticas de control. El control de gasto público no es el correcto en el país. Y en tanto tengamos una Contraloría que simplemente se fije que una persona gastó y gastó por atender una emergencia o gastó por tener una situación extrema, justificada, y que sea denunciada por cohecho, por corrupción o lo que fuera. Y por otro lado, se gastan 60.000 millones de soles en compras menores a 8 UITs, ahí tienes un control que es irracional. La incapacidad de gasto, más corrupción y lo que te acabo de mencionar que está directamente relacionado con la fobia a decidir, son esos dos grandes problemas.
—¿Cómo está el gobierno corporativo en las microfinancieras?
—Hay mucho por trabajar allí. Y lamentablemente nuevamente tiene que ver con una responsabilidad del regulador.
—¿Qué pasa en el gobierno corporativo de las Cajas Municipales?
—Si el regulador hubiera sido medianamente inteligente en determinar oportunamente que el municipio era un rentista porque eso es lo que era desde el nacimiento de las Cajas Municipales donde no existía un directorio como órgano de gobierno. El comité directivo era una suerte de encomendador que verificaba las cuentas de la institución y que a fin de año garantizaba que la entidad, el municipio, pueda percibir fondos. Ahora tienes a un directorio que se empoderó, que me parece correcto, como una sociedad anónima. Se debió dejar única y suficientemente a una sola persona como representante del único accionista que es el municipio, pero el regulador dijo que el concejo municipal es el órgano de accionistas, como si el concejo representara acciones independientes para cada concejal. Es bien gracioso que en cada Caja Municipal, que tiene cada particularidad, exista la característica de que todos los regidores piensan que son accionistas de la caja, cuando no son accionistas de nada. Allí hay un gran problema regulatorio. La sostenibilidad para el sistema de Cajas Municipales pasa por ese aspecto regulatorio en el que se solucione el problema de que cada cuatro años se tenga nuevos seudo accionistas y desmantelen directorios y estrategias. Y la otra por una situación de concentración de mercado, pero en este caso sí favorable. Digo sí favorable por todo lo que cuesta bancarizar una persona. Para que tengas una idea, Caja Arequipa, hasta cuando estuve, tenía un millón y medio de clientes y 9 mil millones de soles en colocaciones y tienes algún banco por ahí que tiene medio millón de clientes quizás un poquito más y tiene 11 mil o 12 mil millones de soles en colocaciones. Allí tienes un ejemplo claro que el costo operativo de una institución microfinanciera es altísima.
—¿Qué más elementos apuntalarán a las microfinancieras?
—La tecnología y la regulación que te mencione en este extremo ¿por qué? porque los costos operativos son muy grandes, muy altos, muy costosos. Lo que el regulador debería buscar con las cajas pequeñas, más allá de fusionarlas, comprarlas o privatizarlas o lo que fuera, que debería ser una de las soluciones, es ver cómo se integran esas cajas y cómo estructurar algo en el cual puedas dar masa crítica a esas organizaciones y darles viabilidad y sostenibilidad. Y adicionalmente a esa estrategia regulatoria, complementarla con tecnología. El regulador ahí no se va a meter, pero la tecnología es vital.
— Y eso depende de cómo las cajas ven el futuro por la parte tecnológica…
—Lamentablemente pocas tienen claridad respecto de lo que van a hacer y también la tecnología la receta no es una sola.
—Por ejemplo, una tener una billetera electrónica común para todas las cajas.
—Es algo que intenté promover cuando estuve en la Federación de Cajas Municipales hasta el año pasado, pero no hubo consenso. Lamentablemente, y regreso nuevamente a la ley de cajas y a la regulación, hay parámetros muy laxos que permiten decisiones que no son estratégicas y sostenibles en el tiempo. Un ejemplo, las Cajas Municipales en conjunto tienen 40 mil millones de soles en colocaciones, cuatro veces Mibanco, las 11 cajas juntas, estamos hablando de 21 mil trabajadores (el BCP tiene 17 mil) 10 a 12 millones de clientes, 2 millones y medio de clientes en el activo y los demás en ahorros, estamos en 65 puntos en los que somos la única opción financiera y obviamente junto al Banco de la Nación. Hay cantidad de fortalezas cuando ves el conjunto de Cajas,
—¿Y por qué no se unen?
—Es que no hay una visión conjunta, y lamentablemente esa fortaleza puede convertirse en debilidad porque en tanto no se estructure y se aproveche esa fortaleza de nada servirá que la tengamos. Me apena mucho porque debieron salir en su momento con una billetera única.
—Para romper el mercado
—Y para que sean 3 billeteras. En su momento hasta le dije al presidente de Caja Cusco, y me encanta el nombre de su aplicativo “Wayki” entonces deberíamos tener 3 billeteras electrónicas Yape, Plin y Wayki.
—En síntesis, ¿Qué hacer con el sistema microfinanciero, muy concreto, para darle relevancia?
—En principio, una regulación diferenciada estructurada para las microfinancieras. En segundo lugar, la promoción del ingreso a la tecnología. Y allí la Superintendencia de Banca y Seguros tiene un rol vital, porque tiene información suficiente para estructurar y determinar a través de una certificación cuáles Fintech pueden están allí. Porque si queremos regular las Fintech extrapolando criterios bancarios o no queremos pensar y somos temerosos en pensar diferente, o no queremos que ingresen. Le pediría al regulador que piense un poquito más, que sea más creativo, que no extrapole normas bancarias a la regulación de las Fintech.
—¿Y cómo puede aportar el Congreso para apostar por el avance del sistema microfinanciero en el país?
—Que el Congreso no piense que puede ingresar para controlar tasas y comisiones, porque el único impacto será desaparecer a las microfinancieras. Si mañana le dices al BCP que no cobre comisión interplaza, no le va pasar nada. Pero si le dices eso a una Caja Municipal chiquita, puede quebrar. Y además lo que va pasar es concentración de mercado. No se dan cuenta que las políticas de control dañan a los vehículos bancarizadores y que por excelencia ayudan a quienes quieren ayudar. Pero la decisión del Congreso es contraria a eso. Por eso le pediría que no haga nada. Que no se esfuerce en hacer absolutamente nada, eso lo regula el mercado.
—¿Y si se animan en legislar en algo?
—Si quieren hacer algo, que establezcan para las microfinancieras políticas que tengan parámetros diferentes al de los bancos. Si el regulador no quiere, háganlo por ley. Eso sí pueden hacerlo y exigir al regulador que haya un tratamiento diferenciado a las microfinancieras, que por excelencia son el vehículo que llegan al pueblo.