En naciones como el Perú, donde la alta inestabilidad política y la frecuente rotación de presidentes que no logran completar su mandato, plantean desafíos significativos para la estabilidad y el progreso del país. En un escenario donde la confianza en las instituciones democráticas se ve socavada y la gobernabilidad se ve comprometida, las Fuerzas Armadas emergen como una institución clave para mantener la estabilidad y proteger los intereses nacionales.
La historia reciente de Perú está marcada por una serie de crisis políticas que han generado una falta de continuidad en el liderazgo gubernamental. La sucesión de presidentes y la inestabilidad en el poder ejecutivo han debilitado la capacidad del país para implementar políticas a largo plazo y abordar los desafíos estructurales que enfrenta. Esta situación crea un vacío de liderazgo que puede ser explotado por grupos con intereses divergentes, lo que agrava aún más la situación política y social de nuestro país.
En este contexto, las Fuerzas Armadas desempeñan un papel crucial como garantes de la estabilidad institucional y la seguridad nacional. Su presencia proporciona un elemento de cohesión y continuidad en momentos de crisis política, asegurando la protección de las instituciones democráticas y el orden constitucional. Además, las Fuerzas Armadas tienen la capacidad de intervenir en situaciones de emergencia y desastres naturales, proporcionando ayuda humanitaria y apoyo logístico a las comunidades afectadas como lo hemos visto en reiteradas ocasiones.
Sin embargo, es importante destacar que el papel de las Fuerzas Armadas debe ser subordinado al poder civil y limitado a garantizar la estabilidad y la seguridad nacional. Su intervención en asuntos políticos debe ser muy excepcional y estar sujeta a estrictos controles democráticos para evitar abusos de poder y la erosión de las libertades civiles. La militarización excesiva de la política puede conducir a un retroceso en el proceso democrático y socavar los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos.
Además, las Fuerzas Armadas pueden desempeñar un papel constructivo en la promoción del diálogo político y la reconciliación nacional. Su presencia neutral y su compromiso con la defensa del interés nacional pueden ayudar a facilitar la resolución pacífica de conflictos y la construcción de consensos entre diferentes actores políticos. En este sentido, las Fuerzas Armadas pueden contribuir significativamente a la consolidación de la democracia y la reconciliación nacional en períodos de transición política y crisis institucional.
Defendamos a nuestras Fuerzas Armadas, desarrollemos caminos de vínculo con ellas a todo nivel, desde el peruano en el lugar más recóndito del territorio, pasando por los políticos de turno hasta el gran empresario que desconoce o teme por experiencias pasadas de la necesidad de estrechar relaciones con la institucionalidad tutelar que representan. Uno no quiere lo que no conoce, y si anhelamos vivir en paz, respetando los derechos humanos, con estabilidad institucional debemos fortalecer a nuestras Gloriosas Fuerzas Armadas.