El exministro de Economía y Finanza conversó con Altavoz luego de la publicación del informe del Índice de Precios al Consumidor por parte del INEI, y estimó que la inflación en el país convergerá al rango meta del Banco Central de Reserva (BCRP) en el segundo trimestre.
—En marzo se registró la mayor inflación del año, con una cifra de 1,01% en Lima Metropolitana y de 0,94% a nivel nacional. ¿Qué denota este resultado?
—La tendencia de inflación, poco a poco, se va aproximando al rango meta, al rango superior de esa meta (de entre 1 y 3%), y marzo se vio influenciado por algunos factores de oferta, sobre todo. Pero la noticia de inflación del mes apunta a esta convergencia, y de que la inflación está convergiendo rápidamente al rango meta del Banco Central.
—Aún la inflación anual no llega al rango meta del BCR, de entre 1 y 3%, pero ya está raspando el límite superior, que en los doce últimos meses fue de 3,05%. ¿En un mes o en un par de mes llegaríamos a esa convergencia?
—Sin duda. Esa convergencia será una realidad en el segundo trimestre del año.
—Hay factores que incidieron en la inflación de marzo y aparte de los alimentos, entre otros, tiene que ver con el encarecimiento de las pensiones en los colegios y las universidades privadas…
—Es estacional. Marzo es un mes donde los colegios y los proveedores de bienes y servicios educativos, tienden a actualizar sus precios. De haber cualquier rezago, lo aprovechan en ese mes. Además, es un mercado determinado por la oferta y los padres de familia, aunque pueden elegir servicios más baratos, hay algunos que recogen plenamente esa subida.
—El encarecimiento de las pensiones golpea a muchas familias, en momentos donde los primeros meses del año son complicados, tras salir de los gastos de Navidad y Año Nuevo. En ese sentido ¿qué medidas deben implementarse para mitigar ese golpe en las familias?
—Todo tiene que estar concentrado en el ámbito de la actividad económica. Es una política de carácter transversal. Implica darle prioridad a todo lo que significa concretar los proyectos de inversión privada que son los que generan mayor contratación y empleo. No es precisamente una política de precios, sino una en la que por lo menos, las familias que hoy no están en condiciones de tener un empleo, ya empiecen a tenerlo y puedan enfrentar en mejores condiciones un escenario como el que hemos observado en marzo. Lo interesante es que la tendencia está marcada, más allá de que marzo haya tenido la inflación más alta del año, a encaminar la inflación al rango meta. Pero el gran reto para el gobierno es levantar la actividad económica con la prometida reactivación económica. No estamos en momentos de intervención sobre las decisiones de mercado, sobre todo en un contexto donde los precios marcan una tendencia descendente.
—¿Las medidas de política monetaria van en camino de aminorar ese incremento de la inflación que se vio en marzo?
—El consenso esperaba que el Banco Central renunciara a la tasa de interés en el pasado y no lo hizo por temas de generación de expectativas. Lo que el Banco Central hace es alinear las expectativas hacia donde debe ir la inflación, más que controlarla. El BCR tiene como objetivo ir alcanzando la meta de inflación en determinado plazo, dentro del rango meta. Si comparas, las inflaciones de toda la región latinoamericana, es el Perú el que ha tenido las menores tasas de variación de inflación y al mismo tiempo no tuvo que elevar mucho las tasas de interés como si lo han hecho países como Chile y Colombia, por ejemplo. Me hubiera gustado que en el pasado el BCR haya bajado más la tasa de interés, pero se debe valorar como esto vino teniendo resultados sobre el desempeño de la inflación en un periodo largo. En ese sentido, me parece que el actuar del BCR ha sido bueno.
—Cree que el Banco Central va ser más activo en la reducción de la tasa de interés para darle un respiro también a la política fiscal del país.
—No sé si más activo, pero sí creo que va mantenerse en la senda de ir reduciéndola. Creo que este mes, seguramente, hay una probabilidad mayor de que se presente una reducción, pero el Banco Central es bastante cauto en anticiparse al comportamiento del mercado. En el hecho de que estamos en un descenso de la inflación, se tiene que interpretar que durante el año va haber reducciones de tasas.
—De otro lado, ¿cuáles fueron sus principales estrategias implementadas en su gestión para mantener la estabilidad económica y qué pasó después?
—En ese momento estábamos saliendo de un escenario de volatilidad política fuerte, se produjo la renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski y lo que se buscaba en ese momento, que era inestable, era trasladar mensajes de que la economía estaba encaminada con el objetivo de reactivación y de que se requería algunos ajustes, afinamientos en políticas económicas particulares. El proceso de estabilidad de la economía y el ámbito político, además, toma su tiempo. No es que con un cambio de gobierno cambian los humores políticos. En mi caso todavía estaba en proceso de estabilización el escenario turbulento. Eso, básicamente, fue lo que afectó el contexto de mi gestión. Lo político estaba en proceso de irse estabilizando.
—Un proceso político complicado que aún perdura. El país pasó por varios periodos de gobierno, con decisiones congresales que no ayudan, precisamente, a la estabilidad que se requiere para invertir, por ejemplo.
—Totalmente. Todo hay que medirlo en términos relativos, a lo que enfrentabas en el periodo previo. Evidentemente este gobierno, a este gabinete, a este ministro de economía, le toca un escenario mucho más complicado que el que tuve, pero siempre en términos relativos se puede decir que ahora el refresco del gabinete va generar cierta calma, sí, probablemente, pero siempre hay que trabajar con el nivel de ebullición que tiene en este momento la política y cada vez va peor.
—Sigue siendo el mayor logro del país, la estabilidad macroeconómica. ¿Estamos en esa línea, de mantenerla a futuro, donde los inversionistas vean al Perú con fundamentos macroeconómicos sólidos?
—Creo que sí. Lo que pasa es que como país tendemos a mirar el mundo como lo teníamos antes. Hoy vemos un escenario quizá algo más incierto que hace 15 años. Tenemos los cambios de presidentes y mucha rotación de ministros, de funcionarios públicos, etc. pero la mirada del vaso medio lleno es que el Perú consiguió mantener su grado de inversión. Cuando se compara con el resto de países, no solo logró mantener grado de inversión, sino que su política monetaria es más estable. Hemos criticado mucho que nos hayamos desviado de la meta fiscal, pero si nos comparamos con el resto de países, el nivel de déficit es bastante aceptable, el nivel de deuda, más baja que la de Chile, por ejemplo. Entonces, cuando hay esa comparación entre países, se dice que todo esto nos está permitiendo una mejor posición macroeconómica.
—¿Cuáles son los principales riesgos para la inversión? Por ejemplo, saltó cierta traba en el desarrollo de la ejecución del megaproyecto del puerto de Chancay. ¿Cómo ve este proceso, donde los inversionistas, pueden decir me están cambiando las reglas del juego?
—Es un tema del Estado contra el Estado. Eso explica nuestras debilidades institucionales. En el caso de Chancay, se ve permanentemente el tema de que se hacen contratos que tienen un espíritu para atraer la inversión, con un sentido económico, y luego se ve a la empresa que ha invertido de la nada todo su capital, todo su riesgo. Y si observas comparativamente cómo se tocan estos temas, en otros países se ha dado exclusividad, como se había solicitado, pero esos pasos que tienen todo sentido económico, choca con algunos elementos que están dentro de la normativa, que se buscó solucionar en su momento pero al parecer requiere un cambio normativo que al hacedor de política económica, al legislador, no le ha dado la inversión de tiempo necesario para hacer el cambio y quizás también, los funcionarios que empujaron el tema tampoco fueron lo suficientemente prolijos para impulsarlo. Entiéndase también que los funcionarios dentro de los ministerios han ido cambiando permanentemente, y van recibiendo la posta de alguien que advirtió que ese cambio se tenía que realizar y hoy nos encontramos en la circunstancia que estamos observando. Y claro, el funcionario puede decir, el espíritu económico dice esto, pero hay un tema en la ley que parece no ser preciso y tengo un órgano de control que me va a empapelar y a enjuiciar si tomo una decisión que se desvía de lo que dice la norma. La debilidad institucional se observa en la cantidad de normas, controles existentes. Los controles con la corrupción son muy buenos, pero al final, el exceso llega a un punto de que de repente estás, por celo, por parte del órgano de control, y se termina generando una parálisis, de tal manera, cuando el funcionario tiene que aprobar algo, tiene que dar diez pasos previos porque quiere asegurarse de no cometer el error de interpretar algo distinto de lo que dice la norma. En otros países no necesitas tantas leyes de control de la corrupción porque se entiende que en la institución hay un comportamiento hasta cultural de lo que se debe y no se debe hacer. En el Perú, esto es una cosa que solo se ve aquí, de que para ser presidente o ministro tienes que jurar que no vas a ser corrupto, un juramento absurdo.
—¿Cree que haya alguna fuerza externa, por razones geopolíticas u otras, que pretende trabar la ejecución del megaproyecto del puerto de Chancay?
—No lo sé. No puedo hablar de lo que no sé. Entiendo que es un tema que preocupa a muchos países. De hecho, sé que en algún momento, Estados Unidos emitió una carta preguntando por el tema. Es lo único que tengo como referencia, que se hizo público, pero más allá de ello no sé. Lo cierto es que hay una contradicción, hay un tema allí que se debe solucionar normativamente. Eso es lo verdadero, lo concreto, ahora que alguien de afuera haya hecho inteligencia y justo haya dado en el punto exacto donde darle, eso ya no sé.
—¿Qué medidas debería darse para apuntalar al país en un rumbo económico adecuado, que nos permita superar el 3% de crecimiento estimado para este año?
—Siempre apuesto por el incremento de la productividad, pero para ello se requiere cierto consenso en el ámbito político, que no vemos. Eso lo pondría en primer lugar. Para dar medidas para crecer el Ejecutivo requiere de un soporte político, de una bancada, estamos hablando de esas recomendaciones sobre un terreno y unas precondiciones que en el Perú son muy limitadas. Cuando hablo de una política de productividad, está sujeto a que se tenga una bancada, tener apoyo, tener un gobierno estable, que no se esté mendigando a cada rato lo que tengas que hacer. Luego, sujeto a ese punto, avanzar los temas de infraestructura, que pasa por las normas, la permisología, entre otros, que limitan el avance. Todos los políticos de cualquier color y bandera deberían estar de acuerdo que haya menos trámites; sin embargo, detrás del actual problema de la tramitología, hay un proceso de descentralización desordenado en el país, en el cual vemos de manera anecdótica que entre municipios tienen diferentes normas, leyes, e incluso cuando se quiere hacer un ordenamiento desde el ámbito del gobierno nacional, basta con una ordenanza de una municipalidad para decir que así no funciona la cosa.
—Además de productividad, ¿qué más se requiere para apuntalar la recuperación económica?
—Productividad es lo primero, y deben darse todas las medidas para ello. Se requiere infraestructura, se requiere apoyo político, simplificar la tramitología. Se debe decir, que la descentralización está complicando la situación, también está complicando las capacidades de los funcionarios públicos. También se debe mejorar las condiciones del Estado y eso requiere tener un buen “Servir”, repensar de manera inteligente “Servir”. Es mejor trabajar sobre instituciones factibles, porque se requiere de funcionarios públicos preparados, eficientes, orientados al servicio público. Y también seguir fortaleciendo el marco macroeconómico en el Perú, eso es fundamental. La parte monetaria está blindada, pero se requiere blindar mucho más la parte fiscal. Por ejemplo, creo que se ha perdido poco a poco, y de manera sutil, el peso en el ámbito de la gestión del gasto. Hoy el Congreso, que constitucionalmente está prohibido de tener iniciativa de gasto, hace lo contrario. Lo hemos visto, por ejemplo, a través de la Ley Fonavi, entre otros, de este incremento en planilla de S/ 10 mil millones de soles en el Presupuesto Público, que está por encima de la decisión del MEF. Esto nos muestra que la iniciativa de gasto nos puede desviar de la meta fiscal y llevar a ajustes tributarios no deseados por decisiones tomadas por el Congreso. Hay que buscar mayor claridad a las leyes para que no terminen en el Tribunal Constitucional. Aún estamos resistiendo por la parte macroeconómica y decimos que es espectacular, pero se requiere un refuerzo más importante en la parte institucional.