Hace aproximadamente dos años le pedí al Almirante Luis Giampietri Rojas, que prologara mi libro “Las Chekas de Lima”, el encargo que él aceptó después de leer el borrador del libro y que me fue entregado a través del periodista y abogado Dr. Hugo Guerra.
He tenido el honor de exponer con el Almirante Giampietri y con el general William Zapata en la conmemoración del Día del Rescate de los Rehenes de la Embajada de Japón. El homenaje que le puedo hacer al Almirante Luis Giampietri es alcanzarles a ustedes el texto del prólogo de mi libro.
El almirante Giampietri tuvo la amabilidad de alcanzarme su libro “Rehén por siempre”, que narra la persecución indecorosa y cobarde que fueron objetos los integrantes de la Marina de Guerra del Perú, por el develamiento de la toma por parte de los terroristas del Frontón; proceso penal vigente hasta el día de hoy. Igualmente, el país tiene la ignominia de haber iniciado procesos penales contra los comandos y héroes de la operación Chavín de Huántar. Dejo a criterio de ustedes la calificación de estos hechos.
El día de ayer, escuchando al periodista Beto Ortiz haciendo referencia a la vida del Almirante, se me vino a la mente, su imagen sonriente de una persona que cumplió su deber, con su patria, su familia y sus amigos. Lo veo sonriente entrando al cielo de los valientes, encontrándose con sus compañeros de armas Miguel Grau, Ferré, Vega Llona y Ponce Canessa, entre otros, incluso, la sonrisa la veo más en esa cara de hombre amable y bueno, cuando oyó acercarse a él, a su querida esposa Lida Marcela, su compañera de toda la vida, quien abriendo los brazos hizo que sintiera por fin la libertad de su alma y dejó de ser un Rehén por Siempre.