La mal llamada “Toma de Lima” resultó un rotundo fracaso, no tuvo la acogida que esperaban tener esas minorías radicalizadas que pretenden manipular a la población. Lo que sí estuvo presente fue el vandalismo desmedido; pequeños grupos de desadaptados provocaron y atacaron sin motivo a miembros de la policía nacional, con el fin de generar una reacción violenta para así victimizarse y decir que hay opresión desmedida ¿estaban buscando que haya muertes? Claro, un muerto les serviría para su agenda política. Felizmente la PNP actuó conforme a ley y no cayó en las provocaciones. Es necesario precisar que la violencia fue iniciada por quienes decian que marcharían pacíficamente.
En provincias, grupos de radicales de izquierda intentaron tomar los aeropuertos en Juliaca, Cusco y Arequipa, aunque no lograron su propósito, la PNP logró contener a los desadaptados que sólo buscaban el caos.
Les guste o no a quienes organizaron esta fallida marcha, Dina Boluarte es presidenta constitucional, llegó o al cargo en una sucesión legitima luego de que Pedro Castillo quiso quebrar el Estado de Derecho y fuese destituido por el congreso.
En resumen, esta “Toma de Lima” fue un fracaso, su “masiva marcha” en la capital no convocó a más de 5,000 personas a pesar de que algunos medio afines a la izquierda aseguraban que 30,000 ronderos participarían en esta marcha; el Estado de derecho permanece intacto, el pueblo no se dejó llevar por esa izquierda anacrónica a la que no le interesa el país y solo quiere tomar el poder sin importar cuál sea la manera.
