Opinión

Cenepa: misión de honor

Era el verano de 1995, nos encontrábamos sirviendo a la patria en el glorioso batallón de comandos “comandante Espinar” Nro. 19, ese día tuvimos una larga carrera por la costa verde. Al retornar a nuestro cuartel en Chorrillos, el jefe de unidad, coronel Manuel Guzmán, ordenó reunión de oficiales, en ella trasmitió la orden de inamovilidad absoluta y aprestar 15 patrullas para salir a operaciones en pocas horas. No era algo que sorprendía, pues en esos mismos momentos ya teníamos patrullas en operaciones en el Huallaga, en la lucha contra el MRTA y SL, en esas circunstancias estas patrullas en el Huallaga estaban al mando del Comando Luis Alatrista.

Fueron minutos después cuando el coronel nos llamó, al comando Papillon (mayor Juan Bazalar) y a mí, a precisarnos que las patrullas debían estar a las 05:00 del día siguiente en el grupo aéreo Nro. 8, para trasladarse al frente de batalla que se había iniciado días antes con el Ecuador. Nos detalló que el BIS 25 había detectado unas incursiones de patrullas “E” en nuestro territorio, que había incremento de la actividad y ya el presidente de la república, así como el jefe del comando conjunto y comandante general del ejército había dispuesto nuestro despliegue.

Los acontecimientos se dieron, primero salio el comando Papillon con las primeras patrullas, dos días después, salimos con las siguientes. En pocas horas toda la realidad había cambiado 180 grados, habíamos pasado raudamente del entrenamiento a las operaciones. La inteligencia que se tenía de la zona de conflicto no era mucha, lo enrevesado del terreno daba pocas luces de la situación.

Llegamos a PV-1, donde el comandante Lazarte jefe del BIS 25, nos dio los alcances suficientes para continuar nuestra progresión. Alcanzamos y sobrepasamos inicialmente la “Y”, que era un punto de bifurcación y posteriormente nos encontramos con las patrullas de Papillón, cerca de la zona denominada Cueva de los Tayos, donde ya habían tenido dos enfrentamientos, constituyéndonos a partir de ese momento en la unidad de comandos “Pachacutec”, continuando la progresión.

Fueron momentos difíciles, no solo por la configuración del terreno, sino por las condiciones meteorológicas, a todo esto, las tropas del BC 19 lo superaban con mucho valor gracias a la mística y entrenamiento. Son en estos momentos cuando los soldados entendemos porque el entrenamiento debe ser fuerte, porque se debe ir siempre al extremo de la instrucción, porque todo en la instrucción debe parecer lo más real. Los comandos nos caracterizamos por ese tipo de instrucción y entrenamiento, la mística infundida en nuestros hombres, veíamos ahora como se expresaba en sus caras, en sus gestos, en sus desplazamientos. Pese al nivel de experiencia en operaciones CT, nunca habíamos tenido experiencia contra otro ejército. El ejército ecuatoriano estaba muy bien equipado, los helicópteros Puma, rondaban permanentemente la zona de operaciones, su artillería y morteros hacían lo suyo, pero el avance de los comandos no se detenía, habíamos recibido una sola misión” Alcanzar las posiciones ocupadas, expulsar al enemigo y restablecer la línea de frontera”, esa era nuestra misión y eso no se discutía, solo se cumplía.

Luego de tres enfrentamientos con avanzadas “E”, donde rápidamente envolvimos a las patrullas enemigas neutralizándolas, llegamos a las cercanías de Base Sur, la primera posición que tenía organizado el terreno y donde habían incrementado el valor de la posición con trabajos de mampostería, trincheras, cubiertas y posiciones para francotiradores.

Es en esta épica jornada donde el comando Marko Jara, se adelanta como hombre en punta para guiar a las patrullas y es en ese momento -producto de su propia decisión- cuando recibe impacto de los francotiradores cercanos a nuestro eje de progresión, Marko Jara cae mortalmente herido, dándose inicio al feroz combate entre ambos ejércitos, en el cual empleamos toda la experiencia de los comandos que veníamos años combatiendo en zonas agrestes de nuestra sierra y selva. Ese entrenamiento, esa mística fue la que permitió que Base Sur sea recuperada los primeros días de febrero. Tuvimos bajas en Base Sur, como toda fuerza que ataca en contra pendiente a una zona ocupada donde se había trabajado el terreno. Sabido es según la doctrina y la experiencia, que las fuerzas que atacan van a tener bajas porque estas se están desplazando de abajo hacia arriba en terreno accidentado contra posiciones trabajadas, con mampuestos que incrementan el valor militar de la posición, contra todo eso fuimos, peleamos y triunfamos, la victoria fue nuestra. El enemigo se retiró a sus bases principales a retaguardia, dejando sus muertos y artículos en la posición, dos horas después empezamos a recibir fuego nutrido de morteros, esa noche el Técnico Llacza fallece producto de pisar una mina, uno cree haberlo visto todo, pero uno nunca termina de aprender.

Teníamos la orden de no dejar ninguna posición incursionada, así cumplimos, la línea de frontera se estaba recuperando tal y conforme lo disponían los tratados internacionales. Tuvimos tiempo para presentar nuestra bandera reafirmando la peruanidad de Base Sur.

Esa bandera hoy está enmarcada junto a la medalla que recibimos y me acompañará hasta el final de mis días.

Posteriormente fuimos relevados en posición por efectivos del regimiento.

En este episodio histórico de Base Sur, ya habían sucedido hechos relevantes como la inmolación de nuestros bravos soldados, al mando del teniente William Guzmán y su mística patrulla “Roosevelt”. Esta historia es dignar de rememorar: “La patrulla “Roosevelt”, al mando del teniente de infantería William Guzmán Espinoza, recibe la misión de construir un helipuerto sobre la cota 1325, ubicada al norte del PV-1, cerca de la quebrada Zafra rodeando “Cueva de los Tayos”, “Base Sur” y “Falso Tiwinza”. El día 26 de enero, las fuerzas “E” inician ataque sobre la patrulla, se unió una escuadrilla de helicópteros, que descargaron fuego de cohetes sobre la patrulla, el ataque duró más de 3 días. la patrulla se posicionó en la cota 1400 evitando el avance enemigo con fuego de fusilería.  Guzmán era atendido de una herida de bala por el sub-oficial Minchán, eran cubiertos por el Sldo Lijisán, nativo de la zona.  “E” empleaba morteros y una de las granadas impactó en la posición de los 3 hombres, acabando con sus vidas. ante esto, el Sgto. Soto Paz asume el comando y continua la defensa hasta 4 días en total, luego el Soto ordena replegarse a PV-1, donde llega luego de 2 semanas. Este fue el primer episodio del conflicto del Cenepa”.

En el transcurso de la guerra se inmolaron por la patria nuestros pilotos de la FAP, Maldonado, Caballero, Schenonne, Phillips, Alegre, Vera, todos ellos en acción de combate, honor y gloria por esas alas victoriosas.

Los pilotos de la Aviación del Ejército (AE), cada uno nos traen historias de entrega y valor, la historia del Mayor EP Luis A. García Rojas y su tripulación, que volaron a la eternidad en su MI-8, fue motivo de ser considerado héroe nacional, sus restos descansan en el cementerio Presbítero Maestro.

Al mando de las patrullas “Pirata”, “Aníbal” y “Moisés” -que llegábamos de Base Sur-, recibí la misión de buscar la tripulación del MI-8 después de su derribo, llegamos, imposible describir lo hallado, solo trajimos sus placas de identidad.

Derribo del MI-8, Piloto Capitán EP Luis Alberto García Rojas, 29 de enero 1995. Fotografía: El Comercio, Rolly Reyna®

Asimismo, cuando evocamos la gesta del Cenepa como no recordar entre nuestros pilotos, al Mayor EP Néstor “Escudo” Escudero y al Cap. EP Eduardo “Loro” Gutiérrez Rondón, si estuvimos en Urakuza horas antes de su inmolación intercambiando información.

Los soldados, técnicos, sub oficiales y oficiales, así como yachis, que se inmolaron en el Cenepa es una lista que todos conocemos y pedimos a Dios nuestro señor, los tenga siempre en su gloria.

No puedo dejar de mencionar el famoso “miércoles negro”, cuando se dio el combate del Maizal, en la cota 1061, conocida como “Falso Tiwinza”, combate que nuestro HC Luis Alatrista al mando de personal del BC 19 logra una victoria final y contundente sobre las tropas ecuatorianas. En este combate, Ecuador sufre más bajas que en todo el conflicto. Esa victoria selló la gesta del Cenepa.

Es febrero 2023, es el primer “miércoles negro” que no estamos con el Comando Alatrista. Con él se fue una vida consagrada a la nación, pero su recuerdo queda, su historia enseña, su liderazgo reverdece.

Reflexiones:

En el conflicto del Cenepa, nadie “regaló” Tiwinza ni otra zona como expresan peruanos odiadores por lo general escondidos en el anonimato de las redes. Se le concedió a Ecuador un KM2, en calidad de propiedad privada en territorio soberanamente peruano (que incluso figura en Registros Públicos del gobierno local de Amazonas), fue algo simbólico para que sea un cementerio para los muertos ecuatorianos del “miércoles negro”, que hasta la fecha 2023 ni siquiera han usado porque la zona sigue en trabajos de desminado y Ecuador no tiene la mínima intención de continuar con pretender tener un cementerio conmemorativo en la zona. Fue un gesto político para sellar la paz. Reitero que la soberanía sobre ese km2 es absolutamente peruana.

Después del Cenepa en el 95, nadie, absolutamente nadie nunca más, volvió a hablar que la frontera Perú-Ecuador según el protocolo de Rio de Janeiro 1942, era inejecutable, es a partir del 95 que Ecuador reconoce perfecta y definitivamente la frontera que se trazó en el protocolo. Se mantuvo la línea de frontera que habíamos defendido siempre y que ganamos a sangre y fuego, en combate, en el propio campo de batalla. El Cenepa sello la frontera con una victoria.

Decir que los conflictos se ganan por derribar seis aeronaves más que el contendor haría cambiar la historia mundial ya que, entonces los aliados habrían perdido la II GM.

La lección que nos deja el Cenepa, es que unidos podemos todo. Las disputas entre peruanos no conducen a nada, solo a más retraso y a más violencia. Los extremismos nos llevan al despeñadero.

HOY

Hoy ya no estamos en Guerra con el vecino país, hoy corren otros vientos, en 1995 aun jóvenes, yo (entonces Mayor) César Astudillo y el Mayor EE Luis Jara Jaramillo, nos enfrentamos como soldados -convencidos cada uno de nuestros ideales- en las zonas de Base Sur. 28 años después nos encontramos nuevamente, ahora como Jefes del Comando Conjunto de nuestras respectivas Fuerzas Armadas, el cargo militar más alto en ambos países.

Ahora tenemos enemigos comunes: Los delitos que asolan las realidades de ambos países son comunes, fue justamente durante la pandemia que nos encontramos en la frontera, esta vez para un encuentro bilateral donde determinamos que las fronteras se mantendrán cerradas ante la migración ilegal con el fin de resguardar la salud de la población y la vida, evitando más contagios en esta etapa de rebrote del coronavirus. 2020.

Es otro momento, ahora tenemos objetivos y enemigos comunes.

PALABRAS FINALES

A los bravos soldados que defendieron la soberanía e integridad territorial en el Cenepa 1995 Y vencieron, después del Cenepa nunca más se habló de otra línea de frontera que no sea la del protocolo de Rio. esos hombres que alcanzaron las alturas de la cordillera del cóndor, para recién empezar a pelear como si ese trajín no hubiera sido suficiente nuestros bravos comandos LLEGARON, PELEARON Y VENCIERON, esa era su misión y así cumplieron

Creen ustedes que en su día a día -que salen a buscar el sustento para la familia – ¿ese orgullo no es su motor de arranque de todos los días?, cuando aún con sus magros sueldos la siguen buscando en la dura calle, ahora con familias a cuestas. Esos rostros de jóvenes y adolescente en el combate hoy son maduros ciudadanos, que estoy seguro, que, aunque más viejos y menos agiles, no dudaremos un segundo en salir nuevamente al combate.

* General de Ejército (R), Ex Comandante General del Ejército, Ex Jefe del Comando Conjunto de las FFAA