Juró ante el Congreso de la República por sucesión constitucional.
La nueva presidenta de la República, Dina Boluarte, emitió este miércoles su primer discurso como jefa de Estado ante el Pleno del Congreso, luego de que Pedro Castillo fuera vacado por permanente incapacidad moral.
La mandataria señaló que es consciente de la «enorme» responsabilidad que le ha tocado asumir en un contexto de crisis política, por lo que hizo un llamado a la más amplia unidad de los peruanos.
Boluarte se ha convertido oficialmente en la primera presidenta mujer del Perú. Asumió como jefa de Estado por sucesión constitucional.
A continuación, conozca aquí el discurso completo de la presidenta Dina Boluarte:
«Señoras y señores congresistas, queridas hermanas y hermanos de nuestra querida patria.
Tengo el alto honor de estar en este Pleno extraordinario para saludar en primer orden a todas y todos los peruanos que no sin legítima razón vienen observando esta difícil coyuntura que nos pone a prueba a todos los ciudadanos.
Antes que política, soy una ciudadana y madre peruana que tiene pleno conocimiento de la alta responsabilidad que la historia pone en mis hombros y atendiendo a esa alta responsabilidad va mi respeto por las millones de madres peruanas que día a día procuran el sustento para sus familias y son la base del coraje y la peruanidad.
Como todos conocemos, se ha producido un intento de golpe de Estado, una impronta promovida por el señor Pedro Castillo que no ha encontrado eco en las instituciones de la democracia y en la calle.
Este Congreso de la República, atendiendo el mandato constitucional ha tomado una decisión y es mi deber actuar en consecuencia.
Asumo el cargo de presidenta constitucional de la República siendo consciente de la enorme responsabilidad que me toca y mi primera invocación como no podía ser de otra manera es convocar a la más amplia unidad de todas y todos los peruanos. Nos corresponde, señoras y señores, conversar, dialogar, ponernos de acuerdo, algo tan sencillo como tan impracticable en los últimos meses. Convoco por ello a un amplio proceso de diálogo entre todas las fuerzas políticas representadas o no en el Congreso.
Es imprescindible retomar la agenda del crecimiento económico con inclusión social, del empleo digno, de la atención de emergencia para los sectores vulnerables, del pleno respeto de los derechos fundamentales de los ciudadanos y ciudadanas y también de manera impostergable de la reforma política que nuestro país requiere urgentemente. En esta ocasión hago un pedido también y muy concreto a la representación nacional.
Solicito una tregua política para instalar un gobierno de unidad nacional. Esta alta responsabilidad debe ser asumida por todos y por todas. No voy a pedir ni podría hacerlo que no fiscalicen a mi gobierno ni que no se escruten las decisiones que se tendrán que tomar.
Lo que solicito es un plazo, un tiempo valioso para rescatar a nuestro país de la corrupción y el desgobierno y por ello mi primera medida será enfrentar a la corrupción en todas las escabrosas dimensiones.
He visto con repulsión como la prensa y los organismos jurisdiccionales han dado cuenta de vergonzosos actos de latrocinio en contra del dinero de todos los peruanos. Este cáncer se debe extirpar de raíz. Por ello, mi primera medida será solicitar el apoyo de la Fiscalía de la Nación, de la Procuraduría Pública para ingresar sin medias tintas a las estructuras corrompidas por las mafias al interior del Estado y se impulsen investigaciones y sanciones rápidas.
Señoras y señores, necesitamos a los mejores peruanos. Gobernar el Perú no será tarea fácil, tendremos que constituir un gabinete de todas las sangres, donde estén representadas todas las fuerzas democráticas para que juntos podamos sacar a nuestra patria adelante.
A nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, instituciones fundamentales de la democracia como lo hemos podido verificar el día de hoy, les digo: confíen en que el Gobierno que se inicia respetará su misión constitucional, que guarda relación con la seguridad de todos los peruanos. El militar y el policía son en realidad, como lo menciona nuestra Constitución, los ciudadanos con el uniforme de la patria.
Yo soy del país profundo, nací y crecí en un pueblito del Perú. Soy la última hija de una numerosa familia, una familia que vivió en la precariedad y creció en el afecto de mis padres. Aprendí el trabajo y la lealtad. Ofrezco, por eso, hoy ante este magno poder del Estado, arduo trabajo para hacer un país viable y reafirmo mi lealtad a la Constitución y a las leyes de la República y al pueblo peruano.
Al final de esta tarde, no puedo dejar de recordar a José María Arguedas, al tayta Arguedas como lo llamamos los apurimeños, quien enseñó que la lucha es un bien, el más grande bien que le ha sido otorgado al hombre y en virtud de esa enseñanza me comprometo ante el país a luchar por que los nadies, los excluidos, los ajenos tengan la oportunidad y el acceso que históricamente se les ha negado. ¡Qué viva el Perú! Muchas gracias».