Muchos de nosotros recordamos la serie de televisión La Ley y el Orden (Law & Order) que se emitió desde 1990 hasta el 2010 en los Estados Unidos. Su trama, que se desarrolla en la ciudad de Nueva York, relata el trabajo de un grupo de investigadores del Departamento de Policía de dicha ciudad, complementado por la labor de los fiscales del distrito (district attorney), quienes se encargan de individualizar y procesar a los acusados de crímenes en los juicios.
Cuanta envidia sentimos al no tener en nuestro país ni policías ni fiscales como los de la serie televisiva, pero más envidia de la buena sentimos al no tener ni ley ni orden.
Para muestra, expondremos un breve ejemplo: en los últimos días, un grupo que dice ser trabajadores agrícolas, pero más parece una banda de delincuentes por su accionar, tomó nuevamente la Panamericana Norte a la altura de Virú, para exigir una serie de reclamos al no estar conformes con la nueva ley agraria. En vista de la toma de la Panamericana, el Gobierno desplegó en la zona un contingente policial para restablecer el orden y el derecho de los ciudadanos al libre tránsito.
Es en medio de este trabajo policial, que una turba de delincuentes (no encuentro otro adjetivo de personas que atacan a la policía con ondas, palos y piedras), atacó al contingente policial que se encontraba realizando su labor. En su repliegue y al verse en peligro inminente, uno de los efectivos, el suboficial Víctor Bueno Alva, quien se desempeñaba como chofer de la Unidad del Escuadrón de Emergencia de la Tercera Región Policial de la Libertad, realizó una serie de disparos, uno de los cuales fue fotografiado por el periodista gráfico Iván Orbegoso del diario La Industria de Trujillo.
El día de hoy el suboficial Bueno Alva ha sido detenido y está siendo investigado como sospechoso de asesinato. Esta detención, ignora por completo el DL. 1186 que regula el uso de la fuerza por parte de la Policía Nacional del Perú. El artículo 8 de dicho Decreto Legislativo da una lista de situaciones en las cuales la Policía puede usar armas de fuego. Inciso a) en defensa propia o de otras personas en caso de peligro real o inminente de muerte o lesiones graves, inciso e) cuando se genera un peligro real o inminente de muerte del personal policial u otra persona, por la acción de quien participa en una reunión tumultuaria violenta.
En dicha protesta resultaron heridos 32 policías, algunos de ellos evacuados vía aérea a Trujillo por la gravedad de las heridas, además de cuatro heridos civiles de los cuales dos fallecieron por heridas de bala. ¿Cómo no va a estar justificado el uso de armas de fuego por parte de la Policía cuando su vida está en peligro?
Lejos de defender el accionar policial (existe abundante material fotográfico que retrata la violencia de los manifestantes y la lluvia de piedras sobre la policía), el presidente Sagasti declara en su cuenta Twitter: “Deploramos y rechazamos lo ocurrido en La Libertad. Condenamos a quienes incitan la violencia. Sancionaremos a los policías que desacataron la prohibición de usar armas de fuego”. Pregunto: ¿acaso el rol de la Policía no es restablecer la ley y el orden? ¿Cómo quería el Presidente que actuara la Policía ante una situación en la que peligraban sus propias vidas? ¿Qué podía usar la Policía para realizar su labor: almohadones de plumas?
En la misma línea, el ministro del Interior José Elice (el tercer Ministro del Interior de Sagasti y el octavo del 2020) dijo que él no había dado ninguna orden para usar armas de fuego: “Ni siquiera se ha dicho que actúen con fuerza”. Pregunto entonces: ¿Cómo debían actuar, con debilidad?; luego declaró: “La PNP ha sido apedreada, atacada, pero nada justifica que se use armamento prohibido en estas circunstancias”. Qué vergüenza siento que un Ministro del Interior peruano haga una declaración así, pero no me llama la atención viniendo de uno que fue puesto en el cargo por el congresista Gino Costa.
Todos recordamos la intervención de Gino Costa en la Comisión de Defensa del Congreso cuando dijo: ”Lo que quiero ver es el comportamiento general, y en estos casos lo que ocurre es que no son leves enfrentamientos, sino que es un enfrentamiento desigual porque no hay un solo policía rasguñado… ¿Por qué los enfrentamientos son tan desiguales donde los delincuentes mueren en todos los casos y no hay ni un policía magullado?”.
¿Qué es lo que pretende el congresista Costa? Supongo que para él estaría bien que la Policía se enfrente en el mismo nivel de condiciones a los delincuentes y mientras más policías heridos o muertos, mejor. Gino Costa también es el que propone que la Policía dependa de los municipios en lugar del gobierno central; queriendo copiar lo que sucede en países con gobiernos federales en los cuales existen dos niveles de policía, uno federal y el otro estatal. Pero el Perú no tiene un sistema de gobierno federal, sino uno centralizado, por lo que la propuesta del congresista lo que en realidad busca, es desintegrar a la policía y convertirla básicamente en un serenazgo.
Para enfrentarse a la delincuencia, no hay que hacerlo en igualdad o inferiores condiciones que los criminales. Todo lo contrario. En países donde existe ley y orden, podemos ver a la policía fuertemente armada y con las últimas tecnologías disponibles para combatir el crimen. Si el delincuente saca una pistola, el policía debe tener un fusil; si el delincuente tiene un fusil, el policía deber tener una ametralladora, granada, chaleco antibalas y todo aquello que le dé una ventaja significativa, para que actuando dentro de los parámetros de la ley, pueda proteger a la sociedad. Al fin y al cabo, esa es la misión que nosotros, los ciudadanos respetuosos de la ley, le hemos encargado.
¿Cómo podemos entender el comportamiento de nuestras autoridades cuando le ordenan a la policía que vaya desarmada a restaurar la ley y el orden, a liberar las carreteras tomadas por grupos violentos, pero envían a la misma policía con ayuda de las fuerzas amadas portando fusiles de guerra FAL a que impida que los peruanos podamos usar las playas libremente como medio de esparcimiento? Inaceptable por donde se le mire.
Todos somos conscientes que la Policía requiere una reforma de manera urgente. ¿De qué otra manera podríamos entender que en los últimos dos gobiernos, desde el 2011 a la fecha haya habido 18 ministros del interior? Esto aunado a los innumerables casos de corrupción en la Policía, desde el policía de tránsito que pide una coima de 20 soles por una infracción real o supuesta, hasta los miles de dólares en negociados debajo de la mesa, en las altas esferas de la dirección general del Ministerio del Interior.
Para salir del subdesarrollo en el que nos encontramos es necesario que la ley y el orden se impongan nuevamente en la sociedad. De lo contrario, tendremos que recurrir a personajes como Dirty Harry (Harry el Sucio), icónico personaje protagonizado por Clint Eastwood, quien era un policía rudo que buscaba imponer la ley y el orden en la sociedad, en su frustración ante la desidia de las autoridades, sin tener en consideración las mismas reglas que la ley le había impuesto.
Como decía Dirty Harry en la película Impacto Súbito: Go ahead, make my day. (Adelante, hazme el día).