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Descubren en Israel una impresionante construcción vinculada a un milagro de Jesús

Arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) y del Instituto Weizmann de Ciencias anunciaron el hallazgo en Jerusalén de un enorme muro de unos 2.800 años de antigüedad, que formó parte de una gran represa construida durante el reinado de los reyes bíblicos Joás y Amasías de Judá. Según los expertos, se trata de la presa más grande jamás descubierta en Israel y la más antigua hallada en Jerusalén.

La sección descubierta mide 12 metros de alto, 8 de ancho y 21 metros de largo, extendiéndose más allá del área actualmente excavada en el parque de la Ciudad de David, al sur de las murallas de la ciudad vieja. La datación radiocarbónica de material orgánico recogido en la estructura indica que fue construida entre 805 y 795 a. C., según un estudio publicado recientemente en la revista PNAS.

El hallazgo revela que la presa respondía a la escasez de agua que afectaba a Jerusalén a finales del siglo IX a. C., así como a lluvias torrenciales que provocaban inundaciones. Su función era desviar las aguas del manantial de Gihón, permitiendo la formación del estanque de Siloé y asegurando un suministro de agua constante, mientras controlaba las crecidas estacionales del valle de Tiropeón y del arroyo de Cedrón.

Este proyecto formaba parte de un sistema hídrico urbano integral que incluía una torre fortificada en el manantial y canales que conducían al estanque. «Este sistema —el más grande de Judá y posiblemente de toda la región— demuestra que Jerusalén era rica, ingeniosa y tecnológicamente avanzada, perfilándose como un centro de poder«, señaló Nahshon Szanton, coautor del estudio, al diario The Times of Israel.

Un vínculo tangible con la Biblia

Más allá de su importancia ingenieril, la presa tiene un valor histórico y religioso: sentó las bases para la construcción del estanque o piscina de Siloé, donde, según los Evangelios, Jesús sanó a un hombre ciego. «Hasta ahora solo podíamos leer sobre la Piscina de Siloé en la Biblia; ahora podemos ver sus restos tangibles y sus cimientos«, afirmó Itamar Berko, coautor del estudio y director de la excavación.

Gracias a la datación científica, es posible identificar con certeza la estructura que permitió la creación de este emblemático lugar descrito en textos bíblicos y fuentes históricas. «El siguiente paso es comparar esta evidencia con registros históricos y bíblicos para comprender mejor la vida en Jerusalén a finales del siglo IX a. C.«, agregó Szanton.


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