Desde Andahuaylas, en la región Apurímac, llega una historia que resalta el coraje y la dedicación de los miembros de la Policía Nacional del Perú (PNP); el protagonista es el suboficial de tercera Víctor Rivera Mendoza, quien, sin dudarlo, arriesgó su vida para salvar a un niño que era arrastrado por las aguas del río Chumbao.
El incidente ocurrió el pasado 1 de diciembre, cuando Rivera, que disfrutaba de su día de descanso, escuchó gritos de auxilio mientras realizaba compras en una feria dominical. Inmediatamente, reaccionó saltando un muro de contención de cinco metros para llegar al río y rescatar al menor, quien mostraba signos de ahogamiento.
«Estaba en mi franco, pero cuando escuché los gritos, no pensé en el riesgo. Mi único objetivo era salvar al niño. Para eso estamos preparados como policías», expresó Rivera, cuyo acto ha sido ampliamente reconocido por la comunidad y sus superiores.
Tras el rescate, el suboficial atendió al niño hasta que recuperó el aliento y luego lo trasladó a un centro médico para asegurar su recuperación. Los padres del menor, Vicente Canchari y Gladys Cusi, expresaron su profunda gratitud hacia Rivera, destacando su valentía y compromiso.
Este acto heroico, compartido ampliamente en redes sociales, posiciona al suboficial como un ejemplo de dedicación y servicio.
El lado oscuro de la institución
Sin embargo, no todo es positivo para la imagen de la PNP. Recientemente, dos agentes de la Policía de Carreteras en Puno fueron acusados de apropiarse de S/1,500 de un pasajero durante un operativo en la carretera Interoceánica.
El caso, que incluyó la intervención de rondas campesinas, evidencia los desafíos que enfrenta la institución para erradicar las malas prácticas de algunos de sus miembros. A pesar de estos casos, historias como la de Víctor Rivera Mendoza demuestran que el heroísmo y la integridad aún prevalecen en las filas policiales.
