Con un planeta en medio de temperaturas récord y fenómenos extremos como la reciente Dana en Valencia, España; los líderes de gobierno, empresas y sociedad civil se reúnen para «encontrar soluciones concretas a los problemas urgentes de nuestra época», según la ONU.
El financiamiento climático por parte de los países ricos es el tema central de las discusiones en Bakú, la capital de Azerbaiyán. Por ello la ONU describe la COP 29 como una «oportunidad crucial para acelerar las acciones frente a la crisis climática”.
En la lucha global contra el cambio climático, el financiamiento fue un tema de intenso debate entre los países, y esta COP estará aún más centrada en este aspecto, ya que se requieren miles de millones de dólares para que los países puedan reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y proteger a las poblaciones de los crecientes efectos del cambio climático.
En este contexto, el término clave en esta COP es el NCQG (New Collective Quantified Goal on Climate Finance, en inglés), un nuevo compromiso global de financiamiento climático.
Este nuevo objetivo global de financiamiento climático será el tema crucial de las negociaciones, dado que ya se alcanzó el objetivo anterior. A partir del próximo año, el NCQG reemplazará el compromiso de 2009, que establecía que los países desarrollados debían movilizar 100 mil millones de dólares anuales para apoyar a los países en desarrollo en la reducción de sus emisiones.
Cabe indicar que el financiamiento para combatir el cambio climático ha sido una fuente de tensiones entre el norte y el sur global. Los países del sur, incluyendo los de América Latina consideran que la promesa de financiamiento no es una cuestión de caridad, sino una obligación moral. Respaldados por organizaciones de derechos humanos y medioambientales, estos países sostienen que las naciones ricas, responsables históricamente del desequilibrio climático, deben apoyar a las naciones más pobres que, aunque contaminan menos, sufren las peores consecuencias.