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Miles de personas han clonado a sus mascotas fallecidas | Así funciona el proceso

Cada vez son más las personas que optan por un recurso peculiar para sobrellevar lapérdida de sus mascotas: la clonación.

Con el deseo de volver a tener a ese compañero de vida, ya sea un perro, un gato o incluso un caballo, muchos dueños de mascotas están dispuestos a invertir grandes sumas de dinero para obtener una réplica genética de sus amigos peludos. ¿Pero qué implica realmente este proceso?

Una gerente de servicio al cliente de una de las principales empresas de clonación de mascotas en Estados Unidos, quien lleva años guiando a los clientes a través de este viaje emocional, lo explica en Wired.

“No esperes exactamente al mismo animal”, señala. Y es que justamente una de las primeras recomendaciones que esta experta da a los dueños es que no se hagan una expectativa idéntica de su mascota fallecida. “El nuevo animal no va a saber quién era de inmediato, no es un reemplazo exacto del anterior,” explica. Y agrega que, aunque los genes son los mismos, la nueva mascota experimentará diferentes vivencias y estímulos que moldearán su personalidad y comportamientos de otra manera.

Un proceso emocional complejo

La idea de clonar una mascota puede sonar algo futurista, pero ya hace casi una década que se realizan estos procedimientos en Estados Unidos. Todo comenzó con un par de gatitos British Longhair que viajaron en avión privado desde Virginia hasta su nuevo hogar en Europa, tras pasar siete meses y costar alrededor de US $50.000 en el laboratorio.

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Mascota. Cuidado con este insecto que puede ser fatal para las mascotas.

Desde entonces, el número de clones ha aumentado, y hoy incluso hay listas de espera para quienes buscan revivir, aunque sea un poco, el vínculo con su mascota. Para muchos, el proceso comienza justo después de la pérdida.

“La mitad de nuestros clientes nos contacta cuando su mascota ya ha fallecido,” comparte la gerente. En estos casos, la recolección de células debe hacerse rápido: el tejido debe extraerse y refrigerarse en un máximo de cinco días para que sea viable. La empresa suele solicitar una muestra de la oreja, ya que este tejido es resistente y permite un buen crecimiento celular en el laboratorio.

Del laboratorio a los brazos de su dueño

Una vez que la muestra de tejido llega al laboratorio, el proceso de clonación comienza cultivando las células. Cuando el cliente está listo, esas células se envían a un laboratorio de clonación en Nueva York. Allí, un embrión se crea al insertar una de estas células en un óvulo vacío y estimulándolo para que comience a desarrollarse. Este embrión se implanta en una madre sustituta, un animal elegido cuidadosamente por su capacidad para criar.

Es un proceso que requiere destreza y precisión, pero los resultados son casi mágicos: tras unos meses, el cliente recibe un clon de su mascota fallecida. “Muchas veces soy yo quien entrega el cachorro o gatito. He viajado a Aruba, Europa y México llevando a estos animales. Los clientes lloran, yo lloro, es un momento lleno de emoción,” comenta.

Una decisión que pocos comparten

Para algunos, la clonación de mascotas es un tema tabú. Aunque cada vez más personas recurren a este servicio, todavía existe cierto estigma. “Muchos clientes no le cuentan a nadie que clonaron a su mascota, ni siquiera a sus veterinarios,” menciona la gerente.

La gente teme ser juzgada o incomprendida, por lo que algunos prefieren decir que encontraron un animal muy similar.

¿Volverá mi mascota tal y como era?

Una de las preguntas más frecuentes que recibe esta experta es si el clon tendrá la misma personalidad. La respuesta no es sencilla. Aunque el clon comparte genética con el animal original, el temperamento y comportamiento pueden variar debido a las experiencias y entorno que viva.

“Algunos dueños sienten que el clon es como el hijo del original, con una mezcla de lo familiar y lo nuevo,” explica. La experta sabe de lo que habla, ya que tiene su propio perro clonado. “El original, Zeus, tenía problemas de agresividad y era muy testarudo, pero también tenía una dulzura especial,” relata. Su clon, llamado Deuce, ahora es su compañero más cercano, y, aunque físicamente es idéntico a Zeus, Deuce ha desarrollado una personalidad única.

¿Clonar o no clonar?

Para algunos, clonar sus mascotas puede ser una segunda oportunidad de revivir el vínculo, aunque saben que el clon nunca será exactamente igual. Dicho esto, el proceso ha permitido que miles de personas encuentren consuelo en medio de la pérdida y, para las empresas que ofrecen el servicio, guiar a cada cliente a través de esta experiencia sigue siendo, a pesar de los desafíos, una labor gratificante.


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