En la recta final de la carrera por la presidencia de Estados Unidos, el ambiente está cargado de tensión a medida que ambos candidatos intensifican sus esfuerzos de campaña. Los temas clave son la participación electoral, los mítines de última hora y los votantes indecisos.
Las encuestas muestran que, a tres días del sufragio, el panorama es bastante parejo entre Kamala Harris y Donald Trump, por lo que es posible que tanto demócratas como republicanos se centren en los estados indecisos que podrían determinar el resultado.
Hasta este viernes, ninguno de los candidatos tenía un margen superior a dos puntos en ninguno de los siete estados disputados. En tres de esos estados -el llamado ‘Muro Azul’ de Míchigan, Pensilvania y Wisconsin– el margen era inferior a un punto, según los promedios de las encuestas del periódico The Hill y el Decision Desk HQ.
Por ahora, los sondeos sugieren que la carrera está casi igualada, pero Trump lograría una mínima ventaja. En algunas encuestas el republicano lidera en seis estados, en otras en cinco. La disparidad surge en Wisconsin, donde por lo general se muestra a Harris por delante.
Sin embargo, la ventaja de Trump no está ni remotamente cerca de ser decisiva. Las previsiones de Decision Desk HQ y FiveThirtyEight dan al republicano un chance de victoria del 54 % y el 51 % respectivamente.
Polémicas en octubre
El mes pasado estuvo repleto de polémicas que, de un modo u otro, perjudicaron a los candidatos y podrían afectar a la decisión de los votantes indecisos en el último momento.
Por un lado, el chiste del cómico Tony Hinchcliffe, que calificó a Puerto Rico como «una isla de basura flotante», en el gran mitin de Trump en el Madison Square Garden, desencadenó críticas por parte de la comunidad puertorriqueña, que es significativa en varios estados indecisos, incluidos más de 400.000 solo en Pensilvania.
La campaña de Harris intentó sacar partido de la polémica, destacando su apoyo a los puertorriqueños y latinoamericanos en general con figuras como Bad Bunny, Jennifer López y Ricky Martin, que han expresado abiertamente su apoyo a la candidata.
Por otro lado, los demócratas también se vieron afectados por la descripción del presidente Joe Biden de los partidarios de Trump como «basura». El polémico comentario se produjo este martes, cuando el mandatario se pronunció sobre las expresiones de Hinchcliffe.
Trump, por su parte, trató de animar a sus partidarios apareciendo el miércoles en la cabina de un camión de la basura antes de un mitin en Wisconsin. «¿Qué les parece mi camión de la basura? Este camión es en honor a Kamala [Harris] y Joe Biden», dijo Trump, sentado en el asiento del copiloto de un camión blasonado con la pegatina de su campaña.
Tensiones por aumento de violencia
Según reveló el portal Axios esta semana, congresistas republicanos y demócratas estarían preocupados por la posibilidad de que EE.UU. se enfrente a una nueva ola de violencia política tras los resultados de las elecciones.
Más de una decena de congresistas demócratas hablaron con el medio citado sobre la posibilidad de violencia tras la votación. Temen que, en caso de derrota, el candidato republicano, Donald Trump, impugne los resultados, lo que puede desencadenar en hechos similares a la toma del Capitolio de enero de 2021.
«No cabe duda de que nos encontramos en un entorno de amenaza elevada. No hay duda de ello. […] Así que vamos a tener que estar atentos y asegurarnos de que tomamos precauciones», dijo el representante demócrata por el estado de Colorado, Jason Crow.
Por su parte, los republicanos tienen predicciones similares, pero afirman que la verdadera amenaza provendrá de la izquierda política, que sería incapaz de aceptar otro mandato de Trump. El representante Troy Nehls, republicano de Texas, resalta que los gobernadores deberían tener a sus unidades de la Guardia Nacional «listas para actuar en cualquier momento para sofocar cualquier tipo de disturbio civil», y que «más les valdría tener cerrado [el Capitolio]» el día de la toma de posesión.