Por Aaron Salomón, publicado en el diario Expreso.
La mandataria Dina Boluarte reaccionó de manera furibunda cuando un colega le preguntó directamente con quién se reunió en el condominio Mikonos, en el balneario de Asia, en febrero de este año. El cuestionamiento, muy bien planteado, por cierto, es totalmente válido, pues un mes antes, en aquel lugar, se llevó a cabo un frustrado megaoperativo para capturar al prófugo Vladimir Cerrón, quien, según un audio atribuido al ministro del Interior, Juan José Santiváñez, pudo eludir a la Policía al escapar en un vehículo presidencial, más conocido como ‘cofre’.
Boluarte, que dio la cara a la prensa luego de más de 100 días sin declarar, se quejó de que la pregunta del periodista invadía su “espacio personal-familiar”. Y es que, de acuerdo con la reciente versión de Palacio de Gobierno, la jefa de Estado llegó a Mikonos para supuestas actividades familiares. ¿Cuál dedo nos chupamos, mandataria?
Es evidente que a la Administración de Dina Boluarte no le conviene la captura de Cerrón, por lo que evitará a toda costa que esto suceda, entorpeciendo el trabajo de la Policía Nacional, entidad que, si la dejan, atrapa a quien sea. ¿Acaso por eso es que no sale del cargo Santiváñez? Lo que sucede es que, si el prófugo dueño de Perú Libre es hallado, Boluarte cae de inmediato, dado que ambos son coimputados en el caso ‘Los Dinámicos del Centro’. La ahora jefa de Estado fue, en su momento, “cajera” del exgobernador regional de Junín.
En simple: Vladimir Cerrón le sabe mucho a Dina Boluarte, a pesar de que, en un reciente cuestionario, este haya afirmado que no recibe alguna protección de la “reaccionaria”. Pero este blindaje no es cualquier cosa, porque, dada su falta de transparencia, Boluarte afronta una investigación fiscal preliminar por el supuesto delito de encubrimiento personal, que cada vez se fortalece con más elementos gracias al trabajo arduo de la prensa, que, por ejemplo, descubrió que el ‘cofre’ llegó hasta el condominio de marras, en donde, de acuerdo con la versión de la Policía, estuvo por un tiempo escondido Cerrón. Esta versión fue corroborada por el mismo chofer del vehículo presidencial.
La dignataria no puede justificar una presunta violación a su vida privada, que es diferente a su vida íntima, para no responder por un asunto que es de interés nacional, como lo es que la máxima autoridad pública estaría protegiendo al prófugo más buscado del Perú. Urge, entonces, que Dina Boluarte cuente con quién se reunió en el condominio Mikonos, ya que podríamos estar ante un Sarratea 2.
Otrosí: ¡La Corte Suprema debe anular la inscripción del partido del asesino de policías Antauro Humala! La democracia no puede ser tan boba de permitir que un fascistoide participe de una contienda electoral, con el objetivo de conseguir poder y destruir el Estado de derecho desde sus entrañas.